La polarización panista ha llegado a tal grado que el próximo domingo podría desencadenar la violencia. Los dos grupos que pugnan por tener el control del panismo a nivel nacional han utilizado todas las prácticas para desacreditar a su contrincante.
Ninguno de los dos bandos puede declararse inocente de la “guerra sucia” que hoy caracteriza la contienda interna del blanquiazul.
Ojalá que el próximo domingo impere la madurez política y se acuerde de su código de ética que les marca cómo conducirse en los procesos internos y cómo anteponer la unidad ante todo.
Desafortunadamente, los ánimos están demasiado calientes. Y podría repetirse en el zafarrancho que los panistas poblanos protagonizaron hace justamente tres años, durante la asamblea municipal, donde se eligieron a 24 miembros para integrar el Consejo Estatal del Partido Acción Nacional.
En ese entonces, los dos grupos panistas —Yunque y el morenovallismo— buscaban tener al mayor número de consejeros estatales. Los líderes visibles eran Eduardo Rivera, Genaro Ramírez, Humberto Aguilar y “Los Pablos”, donde Pablo Rodríguez y Pablo Montiel podrían quedar fuera.
El ala dura del panismo, encabezada por su dirigente estatal, Juan Carlos Mondragón, propinó un revés a los operadores morenovallistas en la asamblea municipal para elegir consejeros. El grupo del gobernador perdió en la asamblea municipal al conseguir sólo dos de los 24 espacios para los candidatos a la elección del Consejo Estatal, que se celebraría el 19 de junio de 2011. Representantes del morenovallismo denunciaron la “caída del sistema” durante el escrutinio, además de que la paquetería electoral fue retirada antes de que dieran a conocer los resultados.
Pasando por encima la ética panista.
Panistas próximos al entonces senador de la República Ángel Alonso Díaz Caneja cuestionaron el escrutinio de votos para la elección de consejeros estatales del municipio de Puebla. Díaz Caneja advirtió que su grupo se reservaba el derecho de impugnar.
—Mapaches, mapaches —corearon los panistas en contra del dirigente municipal Gerardo Maldonado Balvanera—.
—Acción Nacional, Acción Nacional —le respondieron los leales a Maldonado, para acallar los gritos de sus impugnadores—.
Y, finalmente, los panistas llegaron a los golpes; el resultado: un hospitalizado.
Jorge Saldaña durmió en el nosocomio tras los golpes que recibió de un presunto trabajador del Comité Directivo Estatal que impedía el paso a militantes que trataban de presentar las denuncias por el presunto fraude electoral durante la asamblea municipal.
Sin duda, los grupos panistas no están dispuestos a ceder ni un ápice de terreno.
Así que esperemos que el domingo se conduzcan como lo marca el Código de Ética para Militantes del Partido Acción Nacional y no manchen más la marca PAN, que, a final de todo, es lo que importa.