La lucha por la dirigencia nacional del PAN —sea cual sea el resultado— es una contienda marcada por las disputas; además, exhibe a un partido maltrecho y con fracturas difíciles de sanar.
Es curioso, el panismo celebra en 2014 su 75 aniversario; sin embargo, la doctrina de sus fundadores es historia, atrás quedaron sus principios.
Los panistas de hoy se parecen más a los priistas de hace dos décadas, aquellos a los que tanto criticaron ahora los emulan.
El día de ayer, el periodista Álvaro Delgado escribió en el portal de Proceso un reveladora columna que retrata a la perfección al panismo actual. Con el título “PAN: no habrá final feliz”, este reportero exhibe las marrullerías de ambos aspirantes.
En particular, llama la atención la operación que realizan Madero y sus aliados; el principal, Moreno Valle, quien con sus acciones demuestra cómo por sus venas corre la sangre priista que siempre ha llevado dentro.
Las malas mañas del viejo PRI Salieron a relucir en el proceso panista. Su ADN priista lo traicionó. Y quién mejor que Álvaro Delgado para explicar dicha operación. A continuación un fragmento de su texto:
“El caso de Madero es ilustrativo: Usó su cargo de presidente, hasta lo último, para tomar ventaja ante sus potenciales rivales, diseñó las reglas de competencia a su medida –incluido un debate que nadie viera– e integró un órgano electoral con lógica de facción.
”Con el uso de los recursos económicos y la estructura del PAN, Madero persuadió, compró y forzó las voluntades de presidentes estatales para actuar a su favor, mientras que dispone de dinero –más allá de los 15 millones autorizados– para el “convencimiento” y la movilización de votantes.
”Pero algo más grave: Por lo menos tres gobernadores panistas –Rafael Moreno Valle, Guillermo Padrés y Francisco Vega de La Madrid– han presuntamente usado el poder gubernamental para forzar votos a favor de Madero.
”Se sabe que Guillermo Padrés ofreció financiar con más de 30 millones de pesos la campaña del exgobernador Juan Manuel Oliva con la condición de no aliarse con Cordero. Moreno Valle ofreció lo mismo, sólo que no puso límite al dinero.
”Naturalmente esos recursos no salen del bolsillo de los gobernadores, sino del presupuesto público. Es dinero sucio. O más bien, se trata de dinero limpio que ellos ensucian. A eso ha descendido el PAN.
”Y en esta degradación nada de raro tiene que Moreno Valle, como acusan desde el ámbito de Cordero, coordine también a gobernadores priistas para que metan las manos en el PAN en sus respectivos estados para hacer ganar a Madero”.
Hasta aquí la obligada cita.
Es evidente, por más que quiera ocultar su esencia, que Moreno Valle encarna al viejo PRI, el mismo que el PAN criticó por décadas, pero ahora se parece más a ese partido.
Y por más que el Señor de los Cerros se ponga un día una corbata y una camisa azul para acudir a un evento del panismo, su ADN tricolor lo traiciona.
Y en esta elección quedó más claro que nunca que el panismo está cada vez más cerca del viejo PRI.
Y qué mejor exponente que Moreno Valle en su faceta de coordinador general de la campaña maderista.
Así que con corbata azul, roja o amarilla, el ADN lo traiciona y lo delata.