Como ya es una tradición en las últimas legislaturas, los diputados locales evidenciaron una vez más que en Puebla no existe la división de los poderes; salvo contadas excepciones, la mayoría reafirmó su servilismo al Señor de los Cerros.
Ante el fracaso de la Red Urbana de Transporte Articulado, mejor conocida como RUTA, el gobierno se sacó de la manga un parche legal para rescatar de la quiebra su tan cacareado proyecto. Utilizó una vez más a los diputados para modificar la Ley de Transporte, pero lo grave de las modificaciones es que el organismo de Carreteras de Cuota absorberá la deuda, la cual asciende a poco más de 200 millones de pesos.
El dinero para saldar el capricho y la inoperancia de los funcionarios morenovallistas, quienes fueron incapaces de advertirle que su idea fue errónea y de la crisis financiera que hoy los ahoga, saldrá de nuestros impuestos.
Pero, en el colmo del servilismo, estos legisladores rompieron un récord para legislar; no es posible que en dos horas se discuta y se apruebe una ley sólo porque en Casa Puebla no quieren más ruido por el fracaso de la RUTA.
Los diputados morenovallistas siguieron al pie de la letra el script y ocultaron toda la información, incluso evadieron preguntas simples hechas por la bancada del PRI y Movimiento Ciudadano, como ¿quién y cuándo pagarán las indemnizaciones a los permisionarios de RUTA? y ¿cuál es el estado que guardan las finanzas de la empresa?
Ante los señalamientos, los diputados respondieron con bravatas y minimizaron las preguntas.
Incluso, Pablo Montiel fue exhibido cuando quiso proteger los intereses de su patrón, y aseguró que el Congreso no puede realizar una auditoría a la empresa que opera la RUTA; sin embargo, la diputada Geraldine González le aclaró que en ese proyecto hay recursos públicos, tanto estatales como federales, por lo tanto sí pueden exigir la fiscalización.
El diputado zavalista Marco Antonio Rodríguez, fiel a su costumbre, salió en su papel de golpeador y, como fiel guardián de sus jefes, fingió indignación y atacó a la oposición.
En el show de los guardianes no podían faltar Pablo Rodríguez ni Jorge Aguilar Chedraui, todos hablaron pero ninguno justificó la reforma.
Ese es el nivel de estos diputados.
 
La sorpresa
Por cierto, en la actual Legislatura hay un diputado que encaró al capricho morenovallista y pidió que su voto no se registrara, porque el procedimiento fue irregular, esto no tendría mayor relevancia salvo porque es el único que votó en contra de todas las acciones ilegales del Ejecutivo; lo mismo votó en contra de la Ley del Agua, la ley Bala, la reforma a la Ley Orgánica Municipal, y les ha dicho que él no será cómplice: se trata de Julián Peña Hidalgo, legislador de Movimiento Ciudadano.
Nuestro personaje comienza a destacar no por arrastrarse en el lodo como lo hacen muchos, sino por su postura crítica hacia el actual régimen.
Esperemos que conserve dicha postura y no caiga en los tentáculos de la clase gobernante.