Ser amigo o enemigo de César Joaquín Sánchez Zepeda es la parte fundamental para saber si va usted a salir satisfecho o molesto de la atención que reciba en la Agencia del Ministerio Público Especializada en Robo de Vehículos y Asaltos a Transportes.
Sí es usted amigo, de los que extienden la mano llevando entre los dedos un “rollo de convencimiento”, entonces es usted uno de los beneficiados que va a tener la devolución inmediata de su vehículo o algún otro beneficio que se debería entregar sin compromiso alguno que el simple pero firme “cumplimiento de la ley”.
Pero si es usted enemigo, entonces prepárese porque, por mucho que le haga a los trámites y que cumpla con todos los preceptos de la ley, va a tardar una eternidad para que se cumpla con la ley. 
Ese caso está viviendo un empresario propietario de un terreno ubicado en calle Ignacio Zaragoza 25, de la junta auxiliar Romero Vargas, cuya propiedad se vio inmiscuida en ‎la investigación de robo de vehículos y, ni pa’tras ni pa’delante, la propiedad no regresa al propietario.
Todos y cada uno de los trámites que se deben seguir para la recuperación de esa propiedad el empresario los ha seguido ‎con toda la prontitud necesaria y cuando todo el papeleo se agotó, cuando no quedó otra que dar cumplimiento con la ley, entonces don César Joaquín se salió con otro recurso para seguirse negando a entregar la propiedad, ahora todos se hicieron que “la Virgen les hablaba” y se equivocaron al entregar un oficio.
De “todos modos, Juan te llamas”.
‎César Joaquín se pasó por en medio de las piernas las disposiciones del procurador de Justicia.
Se pasó por en medio de las piernas la ley y la justicia.
¿A quién más se va a pasar por debajo de las piernas?
 
‎Otro after del Pachis
Usted debe recordar los dos hechos de violencia ocurridos en el after del kilómetro 3.5 de la Recta a Cholula, conocido como Underground.
Primero, el secuestro del propietario Carlos Flores “El Pachis” ocurrido el 23 de febrero en el interior del mismo negocio de giros “negros”; secuestro que nunca tuvo una aclaración oficial y sólo se especuló que el empresario había sido secuestrado por miembros del crimen organizado y que para liberarlo tuvo que pagar un rescate de 600 mil pesos y una camioneta, además de un arreglo turbio que tendría que ver con que “El Pachis” permitiera que su negocio se convirtiera además en una “narcotiendita” donde sólo un grupo delictivo iba a vender.
Todos esos rumores nunca fueron aclarados, principalmente porque la Procuraduría General de Justicia (PGJ) se negó a proporcionar información alguna de cómo iban las investigaciones y, después, porque este empresario se dedicó a blofear ‎su historia en los días de cautiverio.
Y luego, para acabarla de amolar, a las puertas de este negocio fue “levantado” un presunto “narcomenudista” que dentro del after ofrecía sus “productos” sin “tener permiso”, además de un exjudicial que fue interceptado metros adelante de este mismo negocio, y quienes estarían dedicados a la venta de drogas como la cocaína, además de pastillas psicotrópicas, e incluso heroína.
Estos dos hombres fueron torturados a golpes y luego ejecutados: a uno le dejaron caer una pesada piedra en el tórax y al segundo le cortaron el dedo de un pie, sin que se dijera si este dedo apareció en el lugar donde dejaron el cuerpo o si fue enviado como “mensaje” por el control de la “plaza” de las drogas.
De estos hechos que le comento, la Procuraduría General de Justicia inició investigaciones que dejaron como resultado la detención y consignación de dos implicados, quienes presuntamente estuvieron enterados del doble “levantón” y no dijeron nada.
Además de estos dos consignados, la PGJ emitió una orden de presentación en contra de Carlos Flores “El Pachis”, para que rindiera declaración por los dos hombres ejecutados y se pasó la historia de su secuestro.
De nuevo, por la cerrazón de la PGJ para que no se diera a conocer la historia de un secuestro y dos ejecuciones por la “guerra de las drogas”, no se dio a conocer si “El Pachis” fue o no presentado.
Muchos dijeron que “El Pachis” se ocultó y que tras “arreglar”, regresó a su negocio, con todo y los nuevos cambios que el “crimen organizado” impuso.
Y pese a toda esta información de los dos muertos, el secuestro y la venta de las drogas, el after Underground siguió y sigue funcionando.
Por extraño que parezca, el negocio no ha sido blanco de ninguna investigación por parte de la PGJ, ni siquiera ha sido molestado por las autoridades municipales de Cuautlancingo, quienes debieron de haberle concedió el permiso.
En otras palabras, el negocio de giros “negros” sigue operando fuera de los horarios establecidos, además de que —hasta que no se dé una aclaración— sigue existiendo el riesgo de que sea otra “narcotienda” de las que operan en territorio poblano pero —esto sí— “con permiso”.
En la próxima entrega le doy detalles del nuevo negocio.
Nos vemos cuando nos veamos.