En recientes estudios del Sistema Nacional de Seguridad, así como del Observatorio Nacional Ciudadano, el estado de Puebla se ubica en el nada honroso tercer lugar, con el mayor número de robos con violencia en el país, sólo detrás del Estado de México y el Distrito Federal.
El combate a la inseguridad es uno de los principales problemas que el gobierno morenovallista no logra erradicar. Al contrario, en los últimos tres años Puebla dejó de ser un estado seguro.
Durante este sexenio, lejos de disminuir aumentaron los índices. Los estudios ahí están.
Cierto, en Puebla no hay balaceras como en el norte del país, pero los robos, que afectan a la mayoría de los poblanos, no cesan.
La mayoría tenemos un conocido o un familiar que ha sido víctima de un robo, pero no cualquier robo, un robo con violencia. De abril de 2013 a abril de 2014 se reportaron más de 12 mil casos. Esto refleja el fracaso de la política del morenovallimo en materia de seguridad; dirán que se redujeron con respecto a 2013, pero los números son fríos y Puebla repite ese tercer lugar. Ni Ardelio Vargas, quien se dedicó a reprimir movimientos sociales, mucho menos Facundo Rosas, discípulo y cómplice de Genaro García Luna, lograron regresar ese clima de paz que Puebla tuvo hace algunos años.
La fallida estrategia es una muestra más de cómo el gobernador Moreno Valle trabaja exclusivamente en posicionar su imagen a nivel nacional con obras de relumbrón, en vez de atender las verdaderas problemáticas del estado.
Pero no es el único, un dato preocupante resalta en estos indicadores: los estados con mayor número de robos con violencia son gobernados por tres que aspiran a estar en la boleta presidencial.
Para nadie es un secreto que Eruviel Ávila, gobernador del Estado de México; Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno de la ciudad de México, y Rafael Moreno Valle, de Puebla, trabajan para apuntalar el proyecto presidencial y despachar en Los Pinos a partir del 1 de diciembre de 2018.
Los tres representan a los principales partidos políticos del país, es decir, PRI, PRD y PAN, respectivamente, pero no pueden contrarrestar el problema de la inseguridad, el cual, nos queda claro, no respeta colores partidistas.
En su afán de buscar la ansiada candidatura descuidan temas primordiales, la inseguridad es un cáncer que golpea al grueso de la población, quien está cansada de la ineficiencia de las autoridades para contrarrestarla. 
Tal parece que en su agenda mediática la prioridad es vender la imagen de un gobernante magnánimo, nada más alejado que la realidad. Los números están ahí, el enfado ciudadano no se ahoga ante el vendaval publicitario y eso Eruviel, Mancera y Moreno Valle no lo toman en cuenta.
Por lo visto, de los tres suspirantes presidenciales no se hace uno.
¡Qué Dios nos agarre confesados si uno de estos tres llega a la grande!