“Pamploneses, Pamplonesas, ¡Las fiestas de San Fermín 2014 han terminado!”. Tal ha sido el grito del alcalde de la ciudad desde el balcón de la presidencia y a ello ha respondido el canto unánime, bien entonado de miles de asistentes reunidos en la gran plaza y al término de ello se han quitado las rojas pañoletas del cuello para guardarlas en casa y esperar los 365 días que faltan para Pamplona 2015, mientras, entusiastas han cantado: “Pobre de mí… Pobre de mí… se han terminado las fiestas de San Fermín”.
Continuando con el orden de salida, después de nuestra última crónica, por los corrales han salido, el siguiente día, un encierro compuesto por 7 de Jandilla y uno de Vegahermosa, toros los de Jandilla que asustan mucho, pero no han dejado heridos por asta. Los Fuente Ymbro, protagonistas del dramático taponamiento del año pasado, se corrieron en un día en el que la lluvia impertinente y tenaz se ha hecho presente sin producir accidentes de gravedad; en séptima jornada los de Adolfo Martín, que produjeron 2 heridos 2, destacando entre ellos un toro que provocó los titulares de los diarios en verso: “En el encierro de San Fermín, ha salido un toro de Adolfo Martín, que pone inyecciones en el culín”.
Y han cerrado los celebérrimos Miura en un encierro muy esperado, que no ha dejado de tener el sorpresivo comportamiento de codicia y saña de uno de sus toros, de nombre “Olivito”, que ha protagonizado de forma dramática una cogida que se tradujo en estremecedoras imágenes al provocar tres cornadas a un joven australiano, de 26 años de edad, de Nueva Gales, al que ha materialmente entablado junto a las trancas del carril en la calle de Mercaderes.
Otro toro de la misma divisa ha provocado otras lesiones por cornada a otro joven corredor burladés de 21 años. Uno más acertó cornada a otro joven, no de gravedad, con lo que sumaron tres los heridos: Uno con tres, uno con dos y uno con una. Y ya en la plaza, un toro de esta celebre ganadería, de afilada y astifina cornamenta prácticamente ha desnudado al matador colombiano Luis Bolívar.
Con todo ello, pamploneses y pamplonesas y los miles de visitantes han cumplido con su conducta, estricta y disciplinadamente con el sagrado precepto; un comportamiento casi religioso, que sigue el viejo dictado griego del filoso Horacio que reza: Nunc est bibendum, que significa: “Ahora es cuando hay que beber”, para que se cumpla la sentencia de convertir la ciudad de Pamplona, esos días y los que vendrán los años venideros, en la auténtica “Fiesta” que describió Hemingway y que se resume en una frase: “A cerveza y orines, huelen los Sanfermines”.