Tras la debacle electoral del 2010, el priismo poblano se dispersó, se pulverizó y surgieron caudillos regionales que recurrieron a la simulación para llevar agua para su molino.
Acostumbrados a la cultura de la línea, poco ejercen su criterio. Algunos encontraron en el gobernador, emanado de una coalición multipartidista, Rafael Moreno Valle, a su “jefe político”.
A pesar de ser un partido oposición, en los últimos cuatro años, salvo algunas excepciones, en los hechos, los priistas se comportaron como un partido “satélite” y aprobaron todas las iniciativas del Poder Ejecutivo, incluso las impopulares o lesivas para el interés social.
En esos cuatro años, por la dirigencia del PRI estatal pasaron Juan Carlos Lastiri, Fernando Morales y Pablo Fernández del Campo.
En un corto periodo de vida política Armenta Mier vivió las dos caras de la moneda. El triunfo en el 2009 y la debacle en el 2010.
Al dejar la dirigencia estatal, Armenta Mier hizo una mea culpa pública y un poco tarde descubrió que la elección del 2010 para Puebla era de “alta competencia electoral”.
El 5 de noviembre del 2010 llegó a la dirigencia del PRI Juan Carlos Lastiri Quirós, haciendo dupla con Lucero Saldaña Pérez. “Aprovecho para convocar a la unidad y la reconciliación entre los priistas, porque cuando el PRI va dividido a una contienda electoral en las urnas se nos cobra, cuando va unido y fortalecido, amalgamado, en las urnas el ciudadano nos da la confianza”, dijo el todavía diputado federal del tricolor.
El 14 de febrero del 2012 arribó a la dirigencia del tricolor Fernando Morales Martínez. Su primer compromiso al frente del PRI en Puebla fue ganar las elecciones a senadores, a diputados federales y a la Presidencia de la República.
La elección presidencial fue desastre para el PRI. Quedó atrás de la izquierda que postuló a Andrés Manuel López Obrador. En la elección de senadores y diputados, el voto fue diferenciado, pero los priistas poblanos no hicieron ganar a Enrique Peña Nieto.
A finales de 2012, Fernando Morales Martínez dejó el cargo. En una misiva, el hijo de Melquíades Morales Flores, exgobernador de Puebla, señaló: “Hago de su conocimiento que he recibido la invitación para colaborar en el gobierno federal que encabezará el próximo presidente de México, Enrique Peña Nieto, por ello pongo a su consideración mi renuncia al cargo que me fue encomendado para enfrentar el proceso electoral federal”.
El 26 de noviembre del 2012, el exdiputado local Pablo Fernández del Campo anunció desde su cuenta de Twitter su arribo a la dirigencia estatal priista.
“Vamos a generar la unidad, y sobre todo con los resultados que entregará Enrique Peña Nieto en la presidencia de la república, confío en que daremos resultados positivos al frente del partido”.
La elección que enfrentó Fernández del Campo fue la elección local del 2013.
El candidato morenovallista Tony Gali Fayad ganó la elección a la alcaldía con 267 mil 887 votos, mientras Enrique Agüera Ibáñez obtuvo 208 mil 998 en aquella fecha de pesadilla.
Con la renovación de la dirigencia estatal, una vez más el PRI poblano está ante la posibilidad de sacudirse los vicios acuñados en estos últimos cuatro años y recuperar el poder perdido.
Veremos y diremos.