1. Hace unos años, precisamente un 7 de noviembre, por la radio de la UAP, en el programa noticioso Puntual, un ciudadano se quejaba amargamente que por su colonia habían sido talados algunos cientos de árboles para dar paso a un fraccionamiento de 2 mil 500 casas, que multiplicadas por cinco habitantes nos dan un buen número de habitantes consumidores de agua potable y que se desplazarán en vehículos automotores propios y de servicio público.
2. El quejoso decía que habían acudido a diversas instancias no tanto para informarse de los rumores sobre el posible fraccionamiento a erigirse, sino para oponerse a una obra que a criterio del expositor ocasionará gasto excesivo de agua, contaminación de la misma, caos en la vialidad regional; ausencia de parques y jardines y esencialmente crecimiento demográfico.
3. ¿Pueden los ciudadanos o los habitantes de una colonia detener la edificación de un nuevo fraccionamiento por ellos mismos? Definitivamente sí, pero esta “detente” está sujeta a circunstancias que deben contemplarse.
Primera. Éste es un país capitalista, la ciudad angelopolitana es capitalista, luego entonces la reproducción del capital, mediante la inversión y la obtención de ganancias, no sólo es natural, sino consustancial. ¿Entonces qué mal se hace a la sociedad cuando un grupo o un solo dueño de una gran lana decide gastarla en comprar terrenos y hacer casas?
Segunda. ¿Dónde está el mal cuando un propietario vende lo que es suyo e incluso logra hacer un buen negocio?
En ninguno de los dos casos se han cometido delitos ni prácticas inmorales; el sistema lo permite y lo impulsa.
4. ¿Dónde está la acción ciudadana para evitar lo que consideran daños a su entorno geográfico?
4.1. Ésta solamente en la organización temporal, improvisada más llena de pasión y emoción, que en actos permanentes de solidaridad. Este grupo de inconformes de la colonia Lomas de San Alfonso, históricamente si alguien hizo la crónica de esos días, la información reseñará: Cuando mucho darán quejas en la radio, serán vistos por TV y en la noche, en los noticiosos se verán en sus casas.
4.2. En casos extremos cerrarán alguna calle para ejercer presión sobre alguna autoridad algunas horas y al final se retirarán a su vida habitual ante la realidad municipal.
5. ¿Cómo evitar estas muestras aventureras de oposición y consolidar a este grupo de inconformes como organización sólida?
a) En primer lugar tendrían (entre ellos hay abogados) que leer con devoción, como un libro religioso, el artículo 115 constitucional federal, ahí aprenderían sus derechos para ejercer el gobierno “mediante la participación ciudadana y vecinal”.
b) Con ello lograrían hacer el Plan Municipal de Desarrollo Integral; ahí se haría constancia de los territorios municipales para uso habitacional, industrial, reservas territoriales, zonas de recreación, bosques, lagunas y centros de recreación adecuados en tamaño para esta hermosa zona central de nuestro estado.
c) Cuando los habitantes ubiquen que los gobiernos locales, también llamados ayuntamientos, son totalmente responsables de su bienestar físico e intelectual, colaborarán con él y le exigirán duramente que responda a sus obligaciones.
6. Mientras el ciudadano sea más de formas, de chismes, de rumores, de infundios y se deje llevar por lo inconcreto, los ayuntamientos de cualquier partido harán lo que crean conveniente para sus fines personales y grupales, no para servir con lealtad a los bondadosos votantes.
Los aspirantes a ocupar los gobiernos locales deben presentar en campañas electorales sus programas de gobierno y estos deben ser discutidos, polemizados y debatidos en todos los foros de los municipios. Mientras no elevemos de rango las campañas políticas, las conjeturas y las suposiciones estarán sobre el raciocinio común y corriente.
Nuestra casa
Hace años, ante una “fiebre de marchitis”, unas 250 compañeras de sector y de partido, es decir, priistas (todas cuando el priismo estaba de moda y era parte del status de una persona), me preguntaron en una discutida charla cómo podemos oponernos a las marchas. Mi respuesta fue simple: Organicen una gran marcha oponiéndose a las otras marchas. El acto insurreccional ante un aparato de gobierno represor no puede ser más que una marcha, cimentada por su libertad constitucional federal.