1. Un estudiante fue asaltado dentro de la Ciudad Universitaria (CU) el día 12 de este mes y año. El botín para el anti-social sujeto o delincuente fue un celular. Seguramente, el celular era de oro, con incrustaciones de piedras preciosas, o bien, un prototipo tecnológico de última generación cuyo robo fue premeditado en alguna cancillería de algún país posindustrializado.
2. No hay otra explicación para que ya el día 15 del mismo mes y año se presenten en el corazón insurrecto de la CU, frente al auditorio Che Guevara —antes Justo Sierra— (donde viven, descansan, conocen, crean y estrategizan sus actos los diversos grupos anarquistas existentes en el DF), dos peritos en no sé qué, un policía investigador, un oficial del MP y un abogado de la UNAM, a realizar una diligencia investigadora del robo.
3. Alguien reconoce por su sola presencia al grupo visitante, salen 20 jóvenes radicales del auditorio, y por la fuerza física pretenden retenerlos invitándolos a pasar con toda cortesía al recinto Che Guevara.
3.1. Naturalmente que opera el instinto de conservación entre los asediados. El policía saca su arma, dispara al aire para amedrentar a sus ya captores, hiere a un estudiante de 31 años, y se inicia para todo México en vivo y a todo color un escenario donde la grandeza y grandiosidad de una institución es puesta a prueba una vez más, ante la degradación de todas las instituciones nacionales.
4. La primera pregunta para cualquier lector es simple: Ante los cientos de miles de casos criminales dados en una sociedad de 9 millones de habitantes, ¿tiene importancia el robo de un celular?, ¿el asaltado es sangre de la sangre de uno de los cinco comandos o es pariente de algún prominente funcionario del gobierno del DF?, ¿los cinco audaces agentes no saben nada de los 13 cuerpos de jóvenes anarquistas autoetiquetados como revolucionarios, que despachan gerencialmente en el área Che Guevara? O bien, ingenuamente los investigadores iban a realizar tareas de inteligencia in situ.
5. No hubo investigación alguna; el herido, joven estudiante de 31 años, fue a curaciones; el policía, destituido y sujeto a proceso; el vehículo oficial, quemado; quejas, mil se oyen en defensa de la autonomía universitaria; destituido, el jefe del jefe del policía; el gobierno del DF, disculpándose públicamente por lo acontecido, y un rector enardecido pero preocupado por la paz universitaria… es la cosecha de esta siembra.
6. ¿A quiénes benefician estos sucesos, cuando la sociedad nacional vibra intensamente segundo a segundo por lo viviendo diariamente de océano a océano y de frontera a frontera?
6.1. Las visiones de TV, cuando grupos de enseñantes o de pueblo en general atacan la Casa Guerrero, oficinas sindicales, instalaciones particulares, toman carreteras o se informa sobre la economía oaxaqueña destrozada, la michoacana otra vez descontrolada y los gobernadores actuando como virreyes, son muestras acabadas de la existencia que tenemos los mexicanos en los anaqueles donde clasificamos a los problemas sociales, los cuales en un momento podrían desatar movimientos cruentos de la parte ciudadana o de la parte gubernamental.
7. El señor rector de la UNAM, José Narro Flores, en forma inmediata ordenó hacer la denuncia de hechos, condenando también la presencia de las “fuerzas del orden” en terrenos universitarios, proclamando la admisión de toda disidencia en la vía civilizada.   
La oportunidad de sus respuestas evitará una conflagración juvenil —no solo estudiantil— de explosiones e implosiones no mensurables, pues los estudiantes politécnicos, en una mesa de negociaciones con el gobierno federal, pueden ponerse de pie de pronto y echarse a la calle para caminar con sus pares, acompañados también de diversos estamentos sociales agredidos casi todos por una mala administración gubernamental federal, provincial o municipal.
 
Nuestra casa
Vienen las fiestas navideñas y esperemos idealmente que los sacerdotes impulsen la instalación de los nacimientos en las casas de todos aquellos que profesen lo judeo-occidental-cristiano-católico-apostólico y romano.