Usted debe recordar una de las pocas noticias de la efectividad policíaca poblana que se dio a conocer en los últimos días y que tuvo que ver con el crimen organizado.
Se trata de la detención de cuatro sujetos implicados con el crimen organizado, aunque no se dijo si se trataba de los "Caballeros Templarios" o de "La Familia Michoacana", sólo se dijo que regresaban del Estado de México, donde cobraron 235 mil pesos y un vehículo Betlee, para regresar con vida a un secuestrado, a quien “levantaron” en algún punto de Michoacan.
El boletín del gobierno del estado de Puebla resaltaba la efectividad en inteligencia y la coordinación entre las Procuraduría de Michoacán, Estado de México y Puebla, para ubicar a los cuatro secuestradores, de los que se dijo que sólo pasarían por territorio poblano y que antes de llegar —en el Arco Norte— fueron interceptados por agentes de la Dirección General de Atención a Delitos de Alto Impacto, quienes casi de inmediato los entregaron a la Procuraduría General de Justicia de Michoacán, claro, no sin antes tomarles la foto para "cacarear el huevo".
Pues resulta que la efectividad policíaca corresponde a la corporación que vigiló el pago del rescate y la entrega de la víctima, que no fueron nuestros poblanos.
A esa corporación se le ocurrió poner un localizador al Betlee que fue pagado durante el rescate y sólo bastó que los estuvieran siguiendo hasta el lugar donde fueron detenidos, en territorio poblano, donde la Procuraduría General de Justicia sólo colaboró interceptando, lo demás fue "paja" para darles "atole con el dedo" a todos los poblanos que azorados contemplan cómo empieza a establecerse el crimen organizado.
Pero lo más grave es que los cuatro detenidos —Jesús Cortés Valente, alias “El Chucho”; Juan Flores García, alias “El Juan”; Raúl Flores García, alias “Calamardo”, y Keni Jesús Flores García, alias “El Jesús”, de 45, 32, 28 y 25 años de edad respectivamente— no son de Michoacán, son poblanos y aquí viven.
De hecho, el secuestro sí se lo aventaron en Michoacán, y de no haber sido delictivos, hubieran continuado su actividad delictiva ocultándose en Puebla para operar en otros estados.
Y es que Puebla sigue siendo un "paraíso" para que vivan importantes "varones" de los carteles que operan en el país, además de cualquier tipo de malandros dedicados desde el asalto a cuentahabientes, robo de hidrocarburos, asaltos en carreteras, robo de vehículos y todo lo que genere múltiples ganancias ilícitas.
¿Complacencia o complicidad?
Ejecución disfrazada de robo callejero
El domingo 16 de noviembre una breve nota, en la página de policía de al menos dos medios locales de información, daba cuenta de la muerte de un hombre de 30 años de edad que fue atropellado y muerto por al menos dos sujetos que presuntamente le robaron su camioneta Nissan, tipo Pick-up, de color blanco.
El occiso fue identificado con el nombre de Carlos Meza Estrada, de 30 años de edad, que, a decir de quienes lo conocieron, tenía poco tiempo de haber salido del Cereso de San Miguel, donde enfrentó cargos por delitos contra la salud.
Este hombre, resalta otro reporte anónimo, antes de ser asesinado estuvo ingiriendo bebidas embriagantes y otros estimulantes con dos sujetos, presuntamente los que después lo mataron.
No se sabe en realidad por qué ocurrió, si se trató de un "ajuste de cuentas" o de un homicidio en riña, motivado por el excesivo consumo de todo, pero en avenida Héroe de Nacozari y la 32 Poniente los dos sujetos bajaron a su víctima de su camioneta, le propinaron una golpiza y después uno de estos le paso dos veces por encima la camioneta, en la segunda le destrozó la cabeza, luego los dos se retiraron con la unidad.
Los hechos ocurrieron a las 12 horas del sábado 15 de noviembre.
Del crimen se dijo que el móvil era el robo de vehículo, aunque los que investigan lo ocurrido también están enterados de lo que le acabo de comentar.
Estos datos fueron proporcionados por familias cercanas a los protagonistas del crimen, cansados por toda la inseguridad que se vive en Puebla.
Nos vemos cuando nos veamos.