Una vez confirmada la versión por parte de la presidenta del PRI, Ana Isabel Allende, de que la alianza será con el Partido Verde, que contempla que sea en los distritos de Tehuacán y Atlixco en donde los ecologistas designen candidatos, debemos concluir que estas recaerán en la diputada local Geraldine González, que enfrentaría a la directora del Instituto Poblano de la Mujer, Verónica Sobrado, y en el regidor Rodolfo Chavez Escudero, que haría frente a otro incondicional morenovallista, Salvador Escobedo.
Por su parte, el Verde da por hecho que a las dos anteriores se sumará la candidatura del distrito 9, en donde su presidente, Juan Pablo Kuri, parece llevar mano.
Es decir, a partir de este momento los priistas de Puebla podrán repartirse las candidaturas de los 12 distritos restantes, toda vez que el acuerdo con Nueva Alianza nunca llegó.
Además, el PRI contempla otorgar dos candidaturas más al Verde, en donde colocaría a dos perfiles ciudadanos, o incluso podría abrirle la puerta a algún perfil panista por la vía del Verde.
Por otra parte, todo apunta a que Ajalpan será para Antorcha Campesina, lo cual les deja uno menos al PRI para la rebatinga.
Más allá de la publicación de la convocatoria y las fechas que se estipulen, la verdadera espera en el tricolor es la señal divina para conocer las reglas en las que se jugará en Puebla la elección federal.
Para nadie es un secreto que en las elecciones intermedias federales, en las negociaciones con los gobernadores de oposición al presidente, se suelen dar pactos bajo la mesa, en los que se negocia hasta lo innegociable.
Sin embargo, hasta hoy 15 de diciembre, a menos de un mes de conocer a los candidatos de uno y otro partido, no hay una sola señal de pactos celestiales.
En términos vulgares, diríamos que hasta hoy se dará un auténtico chile a chile entre PRI-Verde y PAN.
Y al parecer, para el Señor de los Cerros no hay prisa para negociar, porque según sus números, podría ganar 12 curules como mínimo y hasta llevarse el carro completo.
En contraposición, los números que se manejan en el CEN del PRI arrojan resultados totalmente opuestos.
Y para saber si la señal celestial llegó no se requerirá ser sabio. Bastará con revisar los nombres de los candidatos del PRI y PAN en los distritos clave, para descifrar la incógnita.
Un ejemplo de arreglo lo tendremos en los distritos en donde aparezcan los candidatos consentidos y protegidos por el gobernador, lo que hablaría de que el tamal se armó en las altas esferas nacionales.
Digamos que bajo el tintero priista hoy existen dos listas: la del "chile a chile" y la del tamal amarrado.
Y mientras no se cierren los registros, conociendo las habilidades negociadoras del gobernador, aunado a la necesidad de acuerdos para alcanzar un Congreso no adverso del presidente Peña, debemos entender que en la lista de candidatos cualquier cosa puede pasar, sin descartar tampoco sorpresas inauditas, derivadas de una abrupta ruptura.
Por lo pronto, únicamente anoten como amarradas los enfrentamientos en Tehuacán y Atlixco, como hechos consumados.
Cualquier otra versión tómela como mera especulación.
 
Si ya saben como se pone...
La semana pasada en Casa Puebla, el gobernador cenó con los diputados locales incluidos los incondicionales priistas y con todos los miembros de su gabinete, incluidas sus familias.
La camaradería era absoluta, el buen ánimo del gobernador lo hacía irreconocible, hasta que alguien puso en sus manos la declaración que ese día emitió Ana Isabel Allende en su contra.
En un instante el rostro amable se desencajó transformándose en un demonio, lanzando diversos calificativos, sin faltar las amenazas.
Ahí se acabó la fiesta.
Y vino la moraleja: "Si ya saben como se pone, para qué se la enseñan".