Partícipe de la creatura Compromiso por Puebla que llevó a Rafael Moreno Valle a convertirse en el primer candidato de oposición en ganar la gubernatura, Juan Carlos Mondragón Quintana parece arrepentido del resultado del experimento político.
Este fin de semana escribió en su cuenta de Twitter @jcmondragon: “el #PAN reducido a franquicia de priistas y arribistas de otros partidos”, para luego colocar la liga de la nota del periódico e-consulta.com con la lista de los nombres de hombres y mujeres que aparecen en la lista del PAN estatal para ser candidatos a diputados federales.
No gustaron al exdirigente estatal la aparición de gente como José Cabalán Macari, secretario de Infraestructura y amigo de correrías del gobernador desde la adolescencia: Mario Rincón González, uno de los operadores más eficaces al servicio del mandatario.
En las listas también se formalizó la aspiración de Juan Pablo Piña, el artífice de la insuficiente defensa legal del gobierno del estado frente al escándalo por el caso del homicidio del niño José Luis Alberto Tehuatle Tamayo con una bala de metal de la policía estatal, en julio de 2014.
Lo mismo Xavier Albizuri, un imberbe funcionario que cobró notoriedad como secretario particular de Antonio Gali Fayad, cuando fue secretario de Infraestructura, desde donde maltrató a los constructores poblanos, que le eran antipáticos a la administración del jefe de este grupo.
Tampoco aprobó los nombres de otros morenovallistas de cepa, como Javier Trauwitz, Roberto Moya y Patricia Leal, a quienes el régimen ha premiado bajo la una lógica tribal en la esfera pública: meritocracia por encima de la eficiencia al frente de cargos públicos.
Es una pena que el estudiante del doctorado en Economía Política por la Universidad de Bristol en Inglaterra no esté en la aldea para dar la batalla, como ha sucedido con otros panistas químicamente puros y que han padecido espionaje, acoso e intimidación por negarse a validar un régimen panista en el que no encajan.
Ahí están el expresidente municipal Eduardo Rivera, la exsecretaria de Desarrollo Social Ana Tere Aranda o el regidor Juan Carlos Espina, persistentemente opositores a un grupo que lleva la cepa priista en el ADN de la política.
Y es una pena que aún a cientos de kilómetros de distancia, en el exilio dorado en el que se encuentra, Mondragón Quintana aún aparezca en las imágenes de 2010 como dirigente panista al lado de Juan Manuel Oliva, el secretario general del CEN del PAN; al lado también de la botarga partidista Jorge Khawagi, dirigente de Nueva Alianza, y otros esperpentos políticos para validar la candidatura de quien ahora tanto reniega a cientos de miles de kilómetros de distancia.
De lejos se ven los toros, así es más seguro.