1.- En países serios, como España, hay decenas de formaciones políticas concursando en todas las elecciones inventadas por el espíritu ibérico, del cual decía Julio César hace 2 mil 200 años que “tenían espíritu tenaz, valor notable, aunque escaso juicio, agravado por ausencia de conductores”.
1.1.- Dejo a su entender estos merecimientos, nacidos de un ser humano afecto desde su crianza medioambiental “al poder para la guerra o la guerra para el poder”, para reconocerle a los vascos, catalanes, astures, gallegos, andaluces, acompañando a castellanos y aragoneses: principios democráticos sólidos donde la honradez (con excepciones) va de la mano con la fidelidad hacia sus formaciones políticas, que contienen plataforma de principios sociales iguales a compromisos y un programa de acción adecuado.
1.2.- Ahí en España, para los inquietos, inestables, desleales, infieles, traidores y desertores partidarios, se han creado reglamentos municipales, autonómicos, provinciales y nacionales, donde, “para ser candidato al encargo que fuere, se necesitan cuando menos 15 años de militancia comprobada en tareas fijadas por las cadenas de mando.
2.- Aquí en Tlaxcala, un par de meses antes, un priista, a sabiendas de que no hay “democracia interna tricolor”, entró al juego de la dizque selección a gobernador y naturalmente no salió. Ocasionando que se fuese al PRD, logrando derrotar al PRI cómodamente, pues jaló a su clientela.
2.1.- Ahí mismo, en la tierra de Tlahuicole (escorpión encabronado), otro priista semanas antes se amparó con las siglas del PAN, derrotando una vez al multiabandonado PRI por la ausente democracia interna.
3.- Lo mismo acontece con todos los entes públicos constitucionales federales, cuya manutención nos cuesta a todos los mexicanos. “Van del tingo al tango” o del “Tin marín de do pingüé”, sin acrecentar la axiología partidaria, sino degradándola a niveles irracionales, buscando en este saltinbanquismo “el poder más el poder mismo para gozarlo personalmente con familiares, amigos y quereres”, olvidando que la política partidaria congruente se convierte en política social.
4.- Si las leyes creadas por los políticos desclasados, adolescentes de ideología alguna, saltan como langostas pequeñitas, que esos son los chapulines, de un partido a otro, ¿por qué no hacerlo en los encargos ganados electoralmente? Ejemplos hay decenas: 
a).- De diputación local se concursa a federal. Si se pierde, vuelve a su encargo.
b).- Se bate uno como león electoral con el puesto de alcalde a diputado local, es más, se toma lana de la caja para la campaña, dejando a un cuate que cubrirá los agujeros a satisfacción administrativa.
Si ganó, bien. Si perdió, vuelve.
Ésta es nuestra democracia electoral. Ésta es nuestra realidad. ¿Cómo cambiarla?
Cambiando al sistema nacional de organización, para cambiar a los hombres.
 
Nuestra casa
Templos católicos abarrotados de fieles con sus santos Niños. Que la fe mueve montañas.