No hay razón para creer en las palabras del secretario de Gobernación en el municipio de Puebla, Manuel Castañeda Rodríguez, sobre lo sucedido la madrugada del domingo en el desalojo del plantón de jóvenes universitarios en el zócalo de la ciudad capital.
Como delegado de Gobernación federal, traicionó a quien lo había enviado: Miguel Ángel Osorio Chong, para tirarse en los brazos del gobernador del estado, lo que le mereció el cese tras las acusaciones de que fue objeto por el PRI en el estado que leyó en forma adecuada la debilidad de Castañeda Rodríguez.
Así que cuando afirma que se trató de una “riña entre jóvenes de la UAP” el violento ataque de los muchachos que arrojó lesionados y detenidos ante la presencia de los policías municipales, hay que dudar, merced de la falta a la verdad con la que se conduce. 
Y así parece ser cuando el deslinde del funcionario se observa a detalle, lo que no sólo lo convierte en un servidor poco confiable, sino además de una torpeza descomunal que pone en riesgo los hilos de gobernabilidad de la ciudad más importante del estado.
“… el reporte que nos da la Secretaría de Seguridad es en el sentido de que hubo una riña entre jóvenes, obviamente no tenemos identificado a nadie porque nos es competencia de esta instancia identificar, pero el reporte que tenemos es una riña que provocó una desocupación violenta en todo caso”, declaró a los medios.
De paso, evidencia la falta de oportunidad de los elementos de la Seguridad Pública y Tránsito Municipal, a cargo de Alejandro Santizo, que no fueron capaces de cumplir con su trabajo a unos metros de la sede del gobierno de la ciudad, lo cual debe merecer además preocupación.
Ante una población que padece una irreductible ola delictiva, la dependencia responsable no es capaz de prevenir un hecho delictivo en el primer cuadro de la ciudad, es mala señal que debilita la imagen gubernamental municipal.    
La falta de asepsia del secretario de Gobernación, que después de su despido en el Gobierno Federal se incrustó en la nómina de Luis Maldonado, el secretario general de Gobierno estatal y enviado con posterioridad al equipo del municipio, hay que añadir la impericia que luce en ésta, que parece su primera declaración pública que apena.
 
En el sótano…
1.- Detrás del nombre de Víctor Mata Temoltzin como subsecretario de Transporte está la empresa ATT Maximus, la primera firma concesionaria de prestación del servicio de transporte de RUTA, a quien se le retiró el título por carecer de solvencia económica.
No sólo eso, en su bitácora también yacen los constantes viajes fuera del país, aun en los tiempos más álgidos del de por sí complejo de reingeniería del sistema de transporte público en Puebla, una de las medidas más complicadas para la administración estatal y su habilidad para escurrir o evadir responsabilidades directas a la hora de negociar con concesionarios del ramo. Todo eso explica su despido de la dependencia estatal.
2.- Se llama Gerardo Rojas Cázares y es edil del municipio de Tlapanalá por el Partido del Trabajo. Es conveniente recordar el nombre de este sujeto, merced de la desviación de recursos federales para el pago de obra en esa demarcación, que lo ponen a tiro para fincarle responsabilidades por el presunto delito de lavado de dinero y los que resulten.
3.- La aprehensión de parentela y cercanos del exgobernador aliancista de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero, por parte de la PGR ayer es también una señal para quien abusa del poder efímero de los gobiernos en declive para obtener ganancias ilícitas. 
Ya veremos.