Hace años leí un artículo escrito por un filósofo inglés que describía lo que es amar con unas cuantas palabras. En mi opinión, hacer esto es bastante arriesgado porque fácilmente se pude caer en argumentaciones que rayen en lo cursi o en una penosa bobera. Sin embargo, él lo hizo con una claridad y sencillez inigualables; decía: “Love is, giving, receiving, exchanging”. Amar es dar, recibir e intercambiar.
Hoy esto llegó a la poca memoria que me queda porque la vida me dio la oportunidad de descubrir que, para algunos, aprender a “recibir” puede llegar a ser más confuso que “dar hasta que te duela”, como diría la Madre Teresa de Calcuta.
A menos de ser un vividor o un oportunista cínico, el “recibir” para bien o para mal siempre será inesperado, y lo inesperado es una especie de duende bipolar capaz de arrancarte lágrimas de pena o de confusa alegría que carga una larga cola de interrogantes que pertenecen, por lo general, al pasado.
No puedo negar que saber “dar” también es harto difícil: Cuándo, dónde, cómo, hasta dónde, etcétera. Lo maravilloso de dar, el verdadero “dar” no espera recompensa, no busca nada a cambio, simplemente se “da”.
En la tercera parte de la descripción de lo que es el acto de “amar” que hiciera aquel, mi admirado filósofo inglés, es saber “intercambiar”. Esto se puede interpretar como un acto lógico, puesto que cuando “das” , aunque no lo busques, existe en nuestro inconsciente la posibilidad de que “algo bueno venga” algún día; al menos eso es lo que nos ha demostrado la vida misma.
Sin embargo, esto no es así: Hay personas que sienten que la vida esta obligada a darles todo, ya sea por que se piensan injustamente retribuidos o por un ego desmedido o desequilibrado.
En pocas palabras, “amar” es un acto complejo y por lo mismo un tanto difícil de comprender en toda su dimensión. El acto de amar no es cursi ni pasado de moda, lo que sucede es que nos da temor ya sea por el giving, por el receiving o por el exchainging. De vez en cuando, vale la pena reflexionar en esto, porque el hecho de que no lo veamos no quiere decir que no exista.