1.- El pedagogo Martín Hernández enseñaba crudamente, en el primer año de la Facultad de Derecho de la UNAM (hace miles de años), los principios de legalidad y el de legitimidad.
Decía con una voz debidamente modulada: “Ustedes tienen esposa; ella es la pareja legal. La respetan, la procuran, la atienden, la exhiben adonde van. Pero también tienen una pareja a la cual aman profundamente, la cual permanece en un mundo obscuro donde reina la discreción, casi el ocultamiento. Esa es la pareja legítima. Lo ideal —insistía— es que solamente una de ellas tuviera ambas calidades: la legalidad y la legitimidad; pero como el acto volitivo es personal, actúen como les plazca, que viven en una sociedad libertaria”.
2.- Los candidatos a diputados federales de todos los partidos son obtenidos legalmente. Los estatutos de sus formaciones tienen reconocimiento del órgano que colegia, efectúa y califica los procesos electorales. Esas normas dictan el cómo deben obtenerse los candidatos, pero ninguna ejercita la democracia interna partidaria.
3.- Aunque sus dirigencias reciben millones de pesos para sus actividades partidarias, éstas son reducidas a los encuentros y desencuentros que sus diputados y senadores realicen en foros legislativos, conocidos por los escasos ciudadanos afectos a los diarios impresos o digitales.
3.1.- Los recursos provenientes de la hacienda pública son usados para el gasto corriente de sus administraciones, dándose el caso que cobrando como legisladores o funcionarios de gobierno. También lo hagan como funcionarios partidarios, cuando idealmente deberían ser destinados a trabajos partidarios intrasociedad.
4.- Como no existe memoria partidaria escrita, el activista solamente es reconocido por el grupo al cual pertenece. Este cuerpo a la vez es miembro de otro de superior jerarquía, lo que determinará el destino del inferior: “Lo accesorio sigue la suerte de lo principal”, con un agregado: las intrigas, los chismes, los rumores, los intereses familiares estarán siempre de los méritos logrados por el militante, pues bastará que este reproche alguna mala medida para ser arrinconado para siempre sin tener ninguna oportunidad de brillar.
5.- El PRD en Puebla es un ejemplo clásico. Su dirigencia estatal pervive exitosamente en el mundo del sol radiante, pues protegida está por una paraguas nacional, lo que permite el impulso de los que inspiran más confianza.
6.- El PRI (por el cual voto) es otro ejemplo clásico. Nuestros candidatos, todos sin excepción alguna, fueron designados por la cúpula nacional, advirtiendo al Comité Estatal la futilidad de cualquier reclamación, pues no cambiaría el orden de las cosas.
7.- Bajo el simple concepto de legitimidad, las bases con un historial escrito de militancia con activismo son las que deberíamos opinar en la elección de candidatos, no obtenerlos por los estados de ánimo de una dirigencia centralista alejada de los sufrires de la poblanidad.
7.1.- Candidaturas así obtenidas tendrían el respaldo distrital de miles de votantes, los cuales gratuitamente harían la campaña exitosa apartando móviles, vehículos, alimentos diarios, ventanas y bardas de sus casas para exaltar “la democracia y la justicia social”, sin gastar el dinero del pueblo copiando el estilo gringo de contratar empresas supuestamente expertos en ganar elecciones.
Nuestra casa
Víctor Baca, intelectual brillante en Roma, impartirá en la capital de las galias poblanas el seminario “El romanticismo en la novela del siglo XIX, de Víctor Hugo a Joyce”. Inicia el 21 de este mes. Informan en 3 Norte 3.