El rector de la Universidad Iberoamericana, Fernando Fernández Font, no pudo haberlo dicho mejor, en medio de la inauguración del simposio “Tendencias actuales en la enseñanza de lenguas en contextos universitarios: del input a la interacción”.
El rector se refirió a los dos hechos contra universitarios, el primero, el desalojo de los estudiantes de la UAP en el zócalo y, el segundo, el secuestro y asesinato del estudiante del Tecnológico de Monterrey campus Puebla, donde no dejó entrever, lo dijo, que existe una alianza de la policía con el crimen y donde la sugerencia principal es la de otro tipo de elementos policíacos y de gestión.
En otras palabras, la renuncia inmediata de quienes están al frente de la seguridad pública de los poblanos, el primero, Facundo Rosas Rosas, el titular de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSPE).
A la llegada de "don Facundo", en sólo un mes se registraron al menos 30 ejecuciones, sin dejar de mencionar la desaparición de personas.
Con la llegada de Rosas Rosas se incrementó el robo en ductos de Pemex, de hecho actualmente se dice que en Puebla se estaría protegiendo a una organización dedicada al cuantioso saqueo y que todos los detenidos y aseguramiento de tomas, combustible y vehículos serian del grupo rival.
Con la llegada de don Facundo se incrementaron los asaltos a cuentahabientes, los robos de cajeros, de vehículos, los asaltos en carreteras, de casas habitación.
‎Con esta nueva administración llegaron bandas de cubanos, colombianos e italianos especializados en el robo a residencias. Se incrementaron los secuestros y los casos de extorsión.
Se incrementaron los abusos y excesos policíacos, como la muerte de un menor de 13 años de edad, en San Bernardino.
Además de que salieron al descubierto organizaciones de secuestradores donde los integrantes eran policías. 
¿No se le hace extraño que cada vez que ocurre un asalto, un secuestro o un asesinato no han un solo policía a la redonda?
En Puebla organizaciones civiles y sociales piden una limpia total en la seguridad pública, sólo el gobernador no se da cuenta.

 

Oaxaca, ejemplo policiaco


Para que se puedan dar estos cambios, para que los policías puedan obtener un aumento de sueldo y mejores condiciones en su trabajo, para que pueda renunciar de verdad este secretario, se requiere unidad y valor como la que demuestran los policías de Oaxaca.
Sus reclamos y su interesa para lograr una mejoría para ellos y sus familias son noticias a nivel nacional.
Aquí en Puebla ni una pinche gripe causó el supuesto paro policíaco, y esto fue a causa no sólo de una mala organización, sino de falta de productos de gallina.

Huejotzingo, ejemplo de carnavales


Terminó el carnaval de Huejotzingo y el saldo de incidentes es completamente diferente al de la administración pasada, donde se registraron al menos tres muertes, ahora sólo fueron lesionados y no llegaron a una decena.
El motivo fue simple, mayor vigilancia en el manejo de la pólvora y de la venta de bebidas embriagantes, el saldo es favorable para los vecinos de la ciudad huejotzinca.
En Puebla el carnaval de San Baltasar Campeche comienza a ser un dolor de cabeza, el año pasado se registraron dos muertes y decenas de quemados.
Y es que en Puebla, por lo menos en la administración pasada, no hubo un sólo control en el manejo de la pólvora.
La Secretaría de la Defensa Nacional, la Secretaría de Seguridad Pública del Estado. Protección Civil y el mismo ayuntamiento de Puebla permitieron que cientos de hombres agraviados de diversos disfraces, con el rostro cubierto, se embrutecieran con cervezas, licor y pulque, y que con sus escopetones se pusieron a disparar a diestra y siniestra, reventando los tímpanos no sólo a los que caminaban por las calles, sino a familias completas que desde sus casas no sabían cuándo iban a parar las explosiones que violaron todo tipo de reglamento municipal que se refiere al escándalo.
De verdad se espera que en este carnaval, que contiene por lo menos tres desfiles de por lo menos cinco horas de detonaciones por domingo, tengan un verdadero control y que no se tengan que lamentar accidentes ni vecinos atormentados por los estrepitosos escándalos.
Nos vemos cuando nos veamos.