De los creadores de “El Macho Biónico”, “Me hizo compadre Sancho”, “Soy Juan Camaney”, llega a Puebla: “Está guapo mi candidato”.
Tres minutos bastaron para que Martha Érika Alonso diera al traste con la relación entre el presidente Peña Nieto y su esposo el gobernador.
La historia no tiene desperdicio.
Quienes conocemos al Señor de los Cerros nos queda caro que su postura sumisa, casi entreguista hacia la figura de Enrique Peña, no es más que una estrategia política, para generar la confianza y las complicidades que le permitan seguir en el juego de la sucesión presidencial, sin ser visto como el peligroso enemigo que en el fondo es.
Durante dos años creo escenarios y alianzas, para generar en el Presidente una confianza francamente impensable.
Las componendas con varios miembros del gabinete como Gerardo Ruiz Esparza y Claudia Ruiz Massieu le permitieron al mandamás poblano presumir las obras federales como suyas, con la complacencia de los secretarios peñistas.
Durante su período como presidente de la Conago, Moreno Valle operó diligentemente todas las reformas emanadas de Los Pinos, desde donde reconoció el proyecto reformista de Peña Nieto.
Sobran los ejemplos de la forma zalamera en la que se ha dirigido al Presidente Peña en cada una de sus visitas a Puebla.
Y no tengo la menor duda de que la estrategia hasta ayer había sido exitosa. Peña Nieto y Moreno Valle comían en el mismo plato desde hace meses, al grado de que las obras y los recursos federales siguieron como en los mejores tiempos de Felipe Calderón.
Sin embargo, una ocurrencia de Martha Érika Alonso, ha puesto a temblar la relación entre los dos personajes en cuestión, cuando abiertamente declaró: “Les voy a decir algo. Yo sé que nuestro candidato está guapo, ¿o no? Pero, pero, ojo, no nos podemos dejar llevar por lo guapo”, dijo la también presidenta del DIF estatal a un grupo de mujeres de la colonia Villa Las Flores, que gritaban ante la presencia de Cabalán Macari.
“¿Qué pasó la vez pasada? Cuánta gente en la elección presidencial dijo: ay, yo voy por este porque está bien guapo. Y ahí está lo guapo, ¿y de qué nos sirve lo guapo a los mexicanos? De nada”, prosiguió Alonso Hidalgo, quien es integrante de la Comisión Permanente del Consejo Nacional del PAN”.
La desafortunada declaración de la primera dama del estado deja en claro que el oficio político no es algo que se venda en las farmacias o en las papelerías.
El micrófono es un asunto serio que desnuda la incapacidad de quienes no tienen la sensibilidad y la prudencia para saber qué se puede decir en un acto público.
Es evidente que lo que dijo la esposa del gobernador, es lo que se dice de Peña Nieto dentro de Casa Puebla; sin embargo, eso no se escuchará de la boca de Moreno Valle mientras sea gobernador.
Digamos que Martha Érika se dejó llevar por la euforia electorera y al ver que las mujeres se “deschongaban” para acercarse a Cabalán, vino a su mente semejante ocurrencia.
Bueno, a qué grado estaría la emoción, que recordó cuando en campaña a su esposo también le decían que estaba muy guapo.
¡Háganme el favor!
Sí, estamos hablando de Rafael Moreno Valle.
Imagínense a lo que hemos llegado.
Ese es el problema de deducir que por ser las esposas de los gobernadores, ya son políticas de alto nivel.
Lo mismo pasó en Puebla con Socorro Alfaro de Morales y con Margarita García de Marín a quienes se les reconoció al igual que a Martha Érika por su labor social; pero la diferencia entre dar ayuda desde el DIF estatal, con hacer política es muy grande y el primer ejemplo lo vivimos este fin de semana.
Lo más grave del asunto, es que la carta oculta bajo la manga de Moreno Valle para la sucesión en Casa Puebla en el 2018 es nada más y nada menos que su esposa.
Pero eso, eso será tema de una de mis próximas entregas.
Por lo pronto, que no nos extrañe que el nuevo lema de la campaña panista sea: “que se mueran los guapos, menos Cabalán”.