Después de meses y hasta años de no coincidir con el quinta columnista Mario Alberto Mejía, ahora que decidió apartarse de la línea morenovallista y decidió con su buena prosa y con datos duros analizar el fenómeno electoral de Jorge Estefan Chidiac, debo decir que da en el clavo de lo que realmente sucedió.
Jorge Estefan no fue al día de campo que muchos esperaban. La operación del estado, a diferencia del resto de los distritos en donde operó con muy poco éxito Eukid Castañón, en Izúcar el que realizó el trabajo sucio, en contubernio con el alcalde de esa cabecera, fue Luis Maldonado.
Mientras el grueso de la clase política daba por hecho que en ese distrito las cosas eran color de rosa para el candidato tricolor, la realidad es que el PRD buscó a toda costa descarrilar a Estefan.
Miles de despensas, operaciones con sobres de quinientos pesos y una campaña negra impresionante con volantes en contra de Estefan, resultaron el preámbulo de una elección que le dio en números redondos 51 mil votos al PRI-Verde, contra 20 mil del PRD y 3 mil para el PAN.
Si partimos de la base de que entre el PRI-Verde y el PAN se dio una diferencia de poco más de 100 mil votos en favor de los tricolores, tenemos que la mitad de esa diferencia de votos está en el distrito de Estefan.
Es decir, que además de ser el distrito con la mayor aportación al PRI de manera porcentual en el estado, es quien marca la mitad de la diferencia con el PAN en todo el estado,
Es un tema de auténtica lógica; hoy por hoy, Estefan está jugando y fuerte en la sucesión gubernamental, sea en el 2016 o en el 2018.
Así que vayan sumando seriamente este nombre en lo que será la guerra sucesoria.
Ya lo verán.
El ridículo azul en Tlaxcala
Una semana previa a la elección, en el cierre de campaña del abanderado panista a uno de los tres distritos en disputa en Tlaxcala, Rafael Moreno Valle viajó para apoyar al que además de diputado, pensaba hacerlo gobernador.
Así las cosas, el Señor de los Cerros apareció en escena para respaldar a Miguel Ángel Polvo Rea cobijado por la clase panista tlaxcalteca.
Fieles a las prácticas morenovallistas y repitiendo el modelo que lo llevó a la gubernatura, Moreno Valle se sacó la foto “triunfal”, para ponerla en muchos espectaculares con la misma frase que él utilizó en su campaña: “Ya ganamos”.
En ese mismo evento, al ser cuestionado por su presencia, dijo que él sólo había ido a pagarle la cortesía al gobernador de Tlaxcala Mariano González, quien había ido a respaldar la candidatura de Lorenzo Rivera en Chignahuapan, con la diferencia de que sus candidatos sí eran ganadores.
No pasó más que una semana, para poner las cosas en su lugar.
Mariano González ganó sus tres diputaciones, mientras que Moreno Valle hizo el ridículo con esos espectaculares en los que presumió una victoria que nunca llegó.
Triste y vergonzoso para un hombre que sueña con ser presidente.
Y no se rían.