A diferencia de la estrategia sucesoria morenovallista, que desde ahora tiene un candidato cantado en la persona de Tony Gali, en el PRI las condiciones cambiaron a partir del 7 de junio.
Todo apunta a que —independientemente de los candidatos— la contienda por la mini gubernatura estará centrada en la capacidad de los dos principales partidos para aliarse con el mayor número de marcas políticas.
De ahí que el tricolor ya trabaje para cerrar las alianzas suficientes, que le permitan enfrentar a los partidos que confirmen la alianza morenovallista.
En esa lógica, a la inseparable y efectiva mancuerna del PRI-Verde se puede sumar Movimiento Ciudadano, con sus más de 50 mil votos que representa. Sobre todo porque este partido tiene claro que no tienen la menor posibilidad de pelear la única posición en juego en esta elección y porque José Juan Espinosa esperará jugar la gubernatura hasta el 2018, buscando subirse al tren electoral de López Obrador.
También dan por hecho que contarán con el Partido Social de Integración (PSI), plenamente identificado con Javier López Zavala.
Sin embargo, la clave de la elección de 2016 puede estar en el partido Nueva Alianza.
No hay que olvidar que hoy por hoy, existe una alianza de facto entre el PRI, el Verde y Nueva Alianza, la que prácticamente operará como bancada común en San Lázaro.
En esa lógica, es evidente que Peña Nieto maneja, a través de su secretario de Gobernación, los hilos del Panal.
Es decir, que aunque Gerardo Islas haya ofrecido su respaldo a Tony Gali, la realidad es que no se manda solo y que Nueva Alianza se va a aliar con quien decida su dirigencia nacional.
En el caso del Panal, yo tomaría las cosas con calma, pero es un hecho que este partido bonsai puede inclinar la balanza para uno u otro candidato.
Cuando Nueva Alianza defina su rumbo se resolverá la incógnita sobre los verdaderos intereses de los dueños de este partido.
Así las cosas, el PRI tiene claro que la multialianzamorenovallista, solo se puede contrarrestar con otra multi-alianza, para pelear de tú a tú por las llaves de Casa Puebla.
En conclusión, el Señor de los Cerros ya se dio cuenta de dos cosas:
En primer término, que la marca del PAN no le garantiza el triunfo en el 2016 y que requiere del mayor número de alianzas.
Y en segundo lugar, Moreno Valle sabe que una derrota más, mata todas sus aspiraciones presidenciales.
Es decir que en los próximos días, veremos a un Moreno Valle cabildear la mega alianza, en donde el Panal puede inclinar la balanza, a favor o en contra.
Es tanto lo que se juega Moreno Valle en esta elección que podríamos ver el mayor derroche de recursos, de los que Puebla tenga memoria.
Pero parece que el PRI ya prepara el antídoto para contrarrestar el efecto de las carretadas de dinero.
Quién lo diría, el PAN soltando el billete y el PRI pidiendo que agarren el dinero pero que al final voten por el PRI.
¡El mundo al revés!