Muerto el niño habían querido tapar el pozo de la opinión pública, en forma inútil. Encuestas recientes indican que tras el desalojo de la autopista mediante la violencia, la aprobación a la gestión gubernamental comenzó a caer hasta llegar a menos de 4 por ciento.
El 14 de agosto el entonces presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Raúl Plascencia tuvo que ponerse al frente de un grupo interdisciplinario de peritos para determinar las causas de la muerte del niño Tehuatle Tamayo.
En septiembre la CNDH emitió la recomendación 2VG/2014 que concluye que el menor de cinco hermanos de una humilde familia cuyo padre tiene que trabajar para la manutención como jornalero en Veracruz, murió por el exceso de la fuerza pública y la negligencia de los cuerpos de seguridad. 
La recomendación fue aceptada, pero parcialmente cumplida. Se llegó al extremo de ofrecer una disculpa a la madre del niño, sin su presencia en una ceremonia organizada casi en la clandestinidad, sin invitación a medios y en un auditorio lleno de trabajadores de la burocracia estatal.
La sombra del niño muerto persigue desde un año a un mandatario empeñado en colocarse como un viable precandidato a la Presidencia por Acción Nacional. En un acto de campaña al gobierno de Baja California Sur del abanderado Carlos Mendoza alguien preguntó a Moreno Valle por el episodio de sangre que este jueves 9 cumple el primer año.   
—Si tú bloqueas una carretera por supuesto que irá la fuerza pública porque es lo que mandata la ley—, atajó en forma imperativa.
—¿Disparando balas de goma?—se le cuestionó.
—Estás mal informado, no existen las balas de goma—, respondió malhumorado.
El viernes tres en una gira por Tecamachalco el gobernador se hizo acompañar de dos de los principales artífices de la tragedia de Chalchihuapan y la coartada inverosímil, el procurador Víctor Carrancá y el secretario de Seguridad Facundo Rosas, como consta en las imágenes en el portal del gobierno. El comunicado de prensa los ignoró.