Hace diez días que fueron detenidos Marco Antonio Estrada López y Tomás Méndez Lozano, los dos mandos de la Secretaría de Seguridad de Puebla por su participación en el robo de ductos a Petróleos Mexicanos, lo que supone un delito federal. No ha habido un solo pronunciamiento público del gobierno de Puebla.
Con información obtenida de fuentes que habitualmente piden el anonimato para evitar la ira del primer círculo gubernamental es que se sabe que Rafael Moreno Valle vacaciona. No es inapropiado que lo haga, pero por el contrario es condenable que el gobierno pareciera no existir en su ausencia.
Hasta el momento es una incógnita la postura pública de Facundo Rosas, el “hombre que mintió mucho” sobre el segundo escándalo consecutivo en el que se ha visto involucrado en el estado. 
El primero fue la muerte del menor José Luis Alberto Tlehuatle por uno de los elementos de su corporación, hace exactamente un año.
Solo por la contundencia de la información sobre la detención del ex director de la Policía Estatal Preventiva y el jefe del Grupo de Operaciones Especiales, hace diez días la oficina de Maximiliano Cortázar envió un boletín de cuatro párrafos, 167 palabras, apenas mil 83 caracteres de auto exculpación
“La PGJ Puebla coadyuva con la PGR la investigación que se sigue a 2 funcionarios de Seguridad Pública Estatal”, decía el tímido comunicado, enunciativo de principio a fin. 
La información dura difundida tres horas antes sobre la captura ya le había dado la vuelta el país entero. En la tierra que gobierna un presidenciable, la policía roba era la conclusión.
Diez días después de la detención la agenda doméstica está dominada por dos expedientes irresueltos que ofenden y dañan: el espionaje político encargado al diputado panista Eukid Castañón Herrera y el escándalo de la corporación policiaca comandada por Facundo Rosas. 
El encargado de la Secretaría General de Gobierno ausente, Humberto cruz, casi inexistente; el responsable de la Seguridad, autista en su encierro absoluto. Del contralor, Malcom Alfredo Hemmer, sin línea del jefe real del área, Eukid Castañón es como si no existiera en el escenario.    
En las últimas horas apenas hubo un gesto de control de daños sin mucha pericia. El #diputadobala Francisco Rodríguez Álvarez que ha cabildeado en favor de Facundo Rosas salió en su defensa sin rubor aparente. Ahora sabe qué es comer sapos.
Su conducta, en demérito del papel de crítico feroz de la cosa pública como dirigente empresarial, terminó por plegarse a los intereses ilegítimos de un sistema que perdió el brillo apenas comenzó el periodo sexenal y agravó hace un año con el homicidio sin castigo del menor de edad en Chalchihuapan, hace un año.
Son síntomas característicos de un gobierno inoperante, sin capacidad de respuesta y sólo a la espera de que la voz del centralismo absolutista regrese para dictar desde lo alto: El Estado soy yo.