Hace dos meses que el Centro Universitario de Estudios Cinemateográficos (CUEC) colocó en el canal oficial de YouTube de la UNAM el documental Luz Bajo la Tierra: la destrucción de Cholula, al menos 59 mil personas han podido ver la pieza de unos 20 minutos del productor Juan Manuel Ramírez.
El impacto que el trabajo de investigación de esta naturaleza ha tenido en ese breve periodo lo convierte en un hito en el uso pertinente de las redes, en tiempos en que la frivolidad y la basura inundan el ciberespacio a la caza de la atención de un segmento de usuarios sin más interés que el absurdo.
Pero es también un documento indispensable para entender la obstinación de un gobierno regido por la frivolidad a costa de la cultura milenaria de un pueblo que no se quiere dejar vencer por uno más de los atropellos cometidos a diario en el territorio.
Por eso es importante refrendar esa circunstancia que dejó de ser menor. Y lo es frente a la oportunidad noticiosa del reportero Carlos Gómez que ayer nos ofreció un documento en video que pinta  contundente la propensión del aparato judicial por silenciar las voces discordantes del país de las maravillas en que se empeña el Ejecutivo todos los días.
“No enfrentan que nosotros les vamos a decir que nosotros les vamos a decir que no cometimos el delito de motín” dice enfático Adán Xicale junto a su hijo Paul, opositores a la construcción a una especie de mall en el basamento de la pirámide de Cholula en una frustrada audiencia judicial a la que debió asistir personal del edil, el panista Leoncio Paisano.
La narrativa del video de 38 segundos (https://www.youtube.com/watch?v=oqk6hJeG1Qg) es explícita: esposado como delincuente levanta la voz que las autoridades carcelarias han pretendido silenciar sin tino ni talento. 
“Estamos privados de nuestra libertad injustamente, señores” alcanza a decir uno de los dos Xicale antes de ser alejado de la indiscreta cámara por un uniformado que recibe órdenes de un funcionario menor en donde se llevaría a cabo esa audiencia.
Esa sola escena encierra una metáfora de la circunstancia que prevalece en ánimo censor del personal de juzgados, de una buena parte de los juzgadores y del presidente del Tribunal Superior de Justicia, Roberto Flores Toledano, fiel y obsequioso a la línea de quien debió observar la división de poderes.
Tal vez no lo sepan en su mundillo de oropel pero la voz de Xicale se ha escuchado a través de del trabajo documental Luz Bajo la Tierra: la destrucción de Cholula. 
A través del teléfono desde el encierro ratifica lo que en la suspendida audiencia recuerda “yo me encuentro preso actualmente ya (desde) seis meses junto con mi hijo en el Cereso de Cholula. El motivo de la detención fue bajo el argumento de que estuvimos tomando la presidencia de San Andrés Cholula cuando era una mentira…”  
Esa debe ser una mala noticia para el grupo que detenta el poder en el territorio. Intelectualmente las 59 mil personas que han podido ver el trabajo del joven estudiante del CUEC y que escucharon la voz de los Xicale están lejos de formar parte de la audiencia amorfa de la telebasura, tan frecuentada por el Señor Feudal.