La negociación alcanzada por la cúpula sindical de VW y la empresa hizo felices a todos… menos a los obreros.
Pinche comité corrupto y vendido soltó un usuario de Periscope ayer que el sindicato de Volkswagen anunciaba a través de esa red el fin de la negociación salarial que terminó en un 4.5 por ciento. Ejemplos del enojo abundan.
A unas horas del plazo marcado para colocar banderas rojo y negro a las puertas en la planta de Puebla, estallaba la ira en la base, lejos de la algarabía que suele acompañar a las cúpulas empresarial y sindical en episodios similares del pasado reciente.
A esa acusación vinieron más de quienes presenciaban la exposición en vivo a través de la tecnología disponible del dirigente sindical Antonio Flores Trejo, acompañado por el pleno de la planilla sindical para anunciar un magro logro frente a la petición original de 10.5 por ciento de incremento.
El enojo que adereza la cotidianidad de la vida gremial tiene un origen que no admite dudas. Desde que la planilla del líder ganó en la competencia sindical en 2011, las negociaciones con el patrón alemán han sido deficitarias para los trabajadores de base.
En 2012, el aumento al salario fue de 5 por ciento; en 2013 fue el mismo porcentaje aún y que la pretensión era de 11 por ciento, y en 2014 fue exactamente el mismo, nos obstante que el pliego petitorio contemplaba 16 puntos de incremento.
La comparación obliga en el historial de la relación contractual con otras organizaciones obreras. Considerada como una agrupación charra por su vínculo indisoluble con el PRI, la Confederación de Trabajadores de México en Puebla ha tenido mejores dividendos.
En el rubro de autopartes obtuvo un 10.5 por ciento de aumento salarial; en otros como alimentos, hotelería, minería y petroquímica el porcentaje alcanza 6 y 7 por ciento. Leobardo Soto, el dirigente que no es monedita de oro ha sido más habilidoso y los números son fríos.
En la lógica de la negociación el Sindicato Independiente de Trabajadores de VW ha sido un gremio blandito frente a la poderosa industria automotriz. Y esa es la motivación que alienta la diatriba de la base trabajadora contra su dirigencia a quien ayer llamaron en Twitter “líderes charros”, “Trejo te esperamos en las líneas (de producción) para que nos pidas el voto para tu reelección”.
El destino de la dirigencia en turno parece estar marcada.
En el sótano…
1.- Un poblano influyente en México. No es el gobernador Rafael Moreno Valle, el panista que tanto dinero público ha destinado a la autopromoción. Se trata del senador Miguel Barbosa, el perredista que ayer consiguió sentar en el mismo sitio a cinco presidenciables.
2.- En primera línea. A su diestra el canciller José Antonio Meade; al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong; a la izquierda, el Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera; al titular de Hacienda, Luis Videgaray Caso y un poco más allá al gobernador del Estado de México, Eruviel Avila. El otro poblano, el panista, en segunda fila. Convidado de palo.
3.- Doger, siempre Doger. El diputado federal del PRI que no cesa en su activismo por alcanzar la candidatura al gobierno del estado en 2016 lanzó su infomercial a través de redes sociales.
Dice en el mensaje que “necesitamos y demandamos una autoridad sensible y sin arrogancia, que escuche a la gente en lugar de reprimirla”. No suena mal pero habría sido mejor cuando el objeto de la diatriba tenía el poder absoluto y sin la división de su grupo que en 16 meses y días se va de Casa Puebla.