Como abogado y servidor público, Francisco Javier de Unanue y Bretón se ha comportado como un gran simulador. Llegó a la presidencia del Tribunal Electoral como sucede en un sistema político que privilegia la simulación para esconder designaciones a modo de los gobernantes en turno.
Al renunciante Unanue y Bretón, que salió por la puerta de atrás lo hizo presidente el gobernador Rafael Moreno Valle o el séquito que lo acompaña en decisiones de esa naturaleza. Recordar ese pasaje en la historia del personaje es pertinente para entender origen y destino.
No es que se haya ofendido por la conducta pública del titular de la Procuraduría General de Justicia, Víctor Carrancá Bourget como consignó en sus tuis (@javier_deunanue) el 5 y 6 de septiembre pasado.
“Es muy triste lo han hecho con la @PGJ_Puebla los poblanos no podemos, ni debemos permitir ese tipo de abusos” (sic).
“Cuando pararan los abusos de la @PGJ_Puebla, nunca que yo recuerde hemos tenido una Procuraduría donde impere la impunidad como ahora” (sic).
Curioso que en el ocaso de su estadía al frente de una instancia a la que él mismo contribuyó a desprestigiar, como el tribunal Electoral del Estado de Puebla, hasta convertirlo en uno de los peores circuitos jurisdiccionales del país, haya entrado en rebeldía.
La súbita indignación de este personaje no ocurrió por ejemplo, cuando la detención de los presidentes auxiliares perseguidos, golpeados y encarcelados por haberse opuesto al retiro de servicios como el de registro civil, que tantos dolores ha causado.
Tampoco se le vio asomo de enojo cuando el procurador construyó la teoría del cohetón que según esa versión, había terminado con la vida del Jose Luis Alberto Tehuatle Tamayo y que tuvo que desmentir la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Lejos, en su burbuja de burócrata privilegiado mantuvo silencio cómplice frente a la persecución de académicos por mantener una posición opositora a disposiciones gubernamentales irrealizables a la luz de los tiempos que corren. Nada frente a ese cúmulo de abusos, prepotencia y arrogancia.
La salida subrepticia de Francisco Javier de Unanue y Bretón del Tribunal Electoral tiene que ver más con una condición dual: como magistrado y litigante.
En el ámbito de los juzgados lo conocen “el gordo de Unanue”. Construyó una red de complicidades que raya en el tráfico de influencias. De hecho una juez que conoce de un asunto que litiga este sujeto está por ser denunciada ante Delitos de Servidores Públicos.
Esa conducta había provocado molestia al presidente del Poder Judicial, Roberto Flores Toledano.
Una lectura entre especialistas en derecho es que prefirió abandonar el barco antes de la tormenta que viene. Una renuncia anticipada era más digno que terminar por ser echado del cargo sin capacidad de maniobra. En cuyo caso, tampoco resulta una medida inteligente.
En el sótano…
1.- El rector de la UAP, Alfonso Esparza rinde ese domingo su segundo informe de trabajo al frente de la institución, considerada como una de las diez mejores del país, según publicó el sitio eluniversalmas.com.mx en el apartado Mejores Universidades 2015.
2.- Empresarios insumisos. El Consejo de Organismos Empresariales que preside Francisco Romero Serrano tiene previsto realizar una conferencia entre sus socios sobre candidaturas independientes, con Fernando Manzanilla como ponente. La fecha está por definirse antes de dos semanas.
3.- Acertijo. Las televisoras, el duopolio o como quiere definir a Televisa y TV Azteca ya dejaron de verlo como potencial presidenciable. ¿Leyenda urbana chilanga?