Apenas acaba el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, de reconocer que el crimen organizado ha penetrado diversas áreas de su gobierno, entre estas la de Seguridad Pública, el fiscal general, Antonio Carrancá, reconoció la presencia de Los Zetas, en el “Triángulo Dorado” acaban de ser levantadas y ejecutadas al menos 12 personas en el municipio de Cuautlancingo y ahora resulta que comienzan las amenazas contra periodistas

Le comento lo anterior por la denuncia ante el Ministerio Público del Fuero Común de la Fiscalía General del Estado (fge), que presentó la corresponsal del periódico La Jornada de Oriente en Tehuacán, Elizabeth Rodríguez Lezama, tras haber recibido en su teléfono celular llamadas amenazantes donde le indican que le van a hacer daño a alguno de sus familiares.

Y le comentó que pese a que Puebla se encuentra en el centro del estados donde la delincuencia organizada está más que presente —Guerrero, Morelos, Veracruz, Oaxaca— aquí no existe por parte de la delegación estatal de la Procuraduría General de la República (pgr), una delegación de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (feadle).

Por esto mismo, la periodista Elizabeth Rodríguez Lezama tuvo que acudir a las instancias locales en espera de que sean estas mismas las que investiguen las llamadas, que no son de extorsión, sino de amenazas y que fueron radicadas en el expediente 543/2016/TEHUA/CNPP.

La corresponsal dejó en claro, en una nota aparecida en La Jornada de Oriente, que tiene claro que las amenazas han surgido por el trabajo periodístico que realiza y que tiene que ver, entre otras, con los secuestros más recientes que han ocurrido en dicha región.

Es de verdad necesario que este caso tenga una inmediata atención, porque, de acuerdo con los casos más recientes, en territorio poblano, todo tipo de amenaza debe considerarse en serio.

De los archivos ocultos de la fge

El 14 de noviembre de 2012, cerca de las 16 horas, en la ciudad de Tehuacán, fue ejecutado el periodista local Adrián Silva Moreno, quien estaba especializado en los temas de la nota policiaca.

Hombres armados con rifles de asalto, a bordo de una camioneta negra, Ford Lobo, con placas del Estado de México, lo interceptaron cuando iba a bordo de su vehículo Nissan de color rojo, acompañado de Misael López, uno de sus amigos, y les dispararon en repetidas ocasiones.

Adrián Silva murió en el asiento del conductor, su amigo alcanzó a bajar corriendo, pero fue alcanzado a unos metros y también fue ejecutado solo por el hecho de que en esos momentos lo estaba acompañando.

Fue sobre el Camino Viejo a la junta auxiliar de San Diego Chalma, lugar donde más tarde llegaron patrullas de la Policía Municipal, la del Estado, Ministerial, antes llamada Judicial, además de personal del Ejército Mexicano.

Minutos antes de esta agresión, este mismo grupo policiaco había asegurado una bodega donde había tráileres robados, además de vehículos que transportaban hidrocarburos de procedencia ilícita y el reportero y su amigo habían acudido a ese lugar para tomar nota y fotografías.

Se presume que desde ese lugar vieron al reportero, lo siguieron y lo mataron.

Tras el crimen violento, este mismo gobierno tejió una “nube de humo” para que los reclamos fueran acallados, no faltó quien ensució la reputación del comunicador, como si eso hubiera sido un atenuante como para no considerarlo como la ejecución de un periodista y el caso de olvido.

Porque en Puebla no existe una agencia del Ministerio Público Federal para Atención de Delitos Cometidos Contra Periodistas.

En Puebla se puede ocultar y manipular la información, se puede amenazar a periodistas, condicionarles su supervivencia.

Nos alcanzó el autoritarismo.

Nos vemos cuando nos veamos

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