Para Pedro Ángel
Palou, “El Viejo”
“La bandera francesa se ha retirado dos veces en este siglo IXX: al tornar las legiones de Napoleón el Grande entre las densas brumas del desierto de la Rusia, y en México después de la jornada del 5 de mayo de 1862.
El parte ya ha sido difundido antes: "Mayo 5 de 1862. — Puebla, a las cinco y cuarenta y nueve minutos de la tarde. — Ciudadano ministro de la Guerra. — Las armas del Supremo Gobierno se han cubierto de gloria: el enemigo ha hecho esfuerzos supremos para apoderarse del cerro de Guadalupe, que atacó por el Oriente, a izquierda y derecha durante tres horas; fue rechazado tres veces en completa dispersión, y en este momento está formando su batalla fuerte de cuatro mil y pico de hombres, frente al cerro, fuera de tiro. Calculo la pérdida del enemigo, que llegó hasta los fosos de Guadalupe en su ataque, en seiscientos a setecientos hombres; cuatrocientos habremos tenido nosotros. — Sírvase usted dar cuenta de todo al ciudadano Presidente. — Zaragoza."
El día 6 después de la victoria liberal, Zaragoza por su lado y Laurencez por el suyo revistan a sus tropas. Unos y otros cuerpos guerreros han sufrido pérdidas. Ello impide en la lógica bélica que los franceses repitan el ataque, y que los mexicanos no pretendan con sus diezmados cuerpos de combatientes novos, “consumar la obra del día anterior”, pues sería una locura propia de jóvenes a los cuales la violencia predomina sobre el raciocinio.
Laurencez está en el cerro del Tepotzuchitl, fortificado temporalmente rodeado de sus cañones.
Zaragoza con su tropa en una línea al pie de los cerros.
Cuando los liberales retan a los franceses. Estos les contestan con artillería.
El 8-V-1862 sigue el ejercito republicano formado para el combate frente al invasor; el cual a las 3 de la tarde enfila dos columnas de infantería hacia el camino de Amozoc en retirada, Zaragoza previendo un movimiento de distracción, avanza sus guerrillas, que son recibidas con metralla.
A las 4 con 3 minutos los equipos móviles, la tropa, los cañones, en convoy ya van hacia Amozoc, dejando protección necesaria – llegado el caso-, en Amalucan, en el Tepotzuchitl, y en la Hacienda de los Álamos.
La caballería francesa va a la cabeza de la columna, cien cazadores de África a caballo protegen a la artillería. Cierran la marcha los magníficos guerreros del 99 de línea.
Después vendría a modo el “que las cosas son como son y no como deben ser”: Traiciones, deslealtades, mentiras, promesas, un gobierno imperial de opereta, la derrota temporal de la República, el ocaso europeo de Napoleón el pequeño. El fusilamiento de Max en su papel de emperador.
El 4 de diciembre de ese año, bajo repiques, dianas, salvas de artillería, con el escándalo de la cohetería, Juárez repartirá las medallas que el Congreso de la Unión otorgó a los héroes del 5-V-1862.
Juárez dijo un discurso: "¡Soldados! Vengo a saludaros en nombre de la patria que tan gloriosamente habéis servido; vengo a felicitaros por la espléndida victoria que lograsteis contra los enemigos de la independencia nacional: vengo, en fin, a condecoraros con las insignias que la República os ofrece para premiar vuestro valor y vuestras grandes virtudes.
"Disputando el paso al enemigo en las Cumbres de Acultzingo y defendiendo esta hermosa ciudad, habéis excitado la gratitud y la admiración del país entero, cuyo nombre habéis levantado a la vista de todas las naciones.
”El 5 de mayo erais pocos, y sin embargo, quebrantasteis la soberbia de tropas vencedoras en batallas de alta nombradía. Después han venido de toda nuestra tierra millares de guerreros, dignos de vosotros, y unidos, alcanzaréis nuevos laureles y haréis inmortal el ejército de Oriente.
”Soldados: llevad con noble orgullo sobre vuestros pechos valerosos las medallas que hoy recibís y que os recordarán a un tiempo vuestros ilustres hechos y la grande y buena patria que debéis salvar a todo trance.
”Vencedores del 5 de mayo, defensores todos de la independencia nacional, un enemigo injusto nos trae la guerra y avanza ya sobre nosotros, porque nos cree débiles y degradados: aprestaos al combate y probad al orgulloso invasor que México vive, que México no sucumbirá al capricho de ningún poderoso; porque defiende la causa de la justicia, de la civilización y de la humanidad, y porque cuenta con hijos leales y valientes como vosotros.
”Soldados de Zaragoza, vosotros no empañaréis la gloria que a sus órdenes alcanzasteis, tenéis su ejemplo que os alentará en el combate, y tenéis al frente al vencedor de Si-lao y de Calpulalpam que os conducirá a la victoria.
”Soldados: ¡Viva la independencia!"
Si el lenguaje le sorprende a usted, era el apropiado para los días de la palabra y del honor empeñados, avales de actos de dignidad, de honradez y de patriotismo.