Me da harta tristeza ver, como no, como brotaran de suelo como una especie de plaga insoportable. Nos hemos “acretinado”. Cada vez vemos más y más cretinos por las calles. Lo terrible del caso es que los cretinos no nacen por generación espontánea; es decir, el cretino es cretino por imitación o por rebeldía en contra de lo que vivió en el pasado. Entonces, cada vez que un cretino se casa, va a procrear cretinitos apegados a sus” derechos”.
Obviamente pisoteando los derechos de los otros, porque el cretino tiene derechos, pero nunca obligaciones.
Sin ir más lejos, ayer, uno más de los pinchemil cretinos que nos rodean, cretinamente atravesó su camioneta cerrándole la salida a una señora.
—Baja de la camioneta una cretina y se cruza con la señora que, le dice: “oiga me está tapando la salida y ya me voy”.
—La cretina le responde: “espérese, mi marido trae las llaves”.
La pobre señora tubo que hacer circo y maroma. Tuvieron que guiarla otras personas para que pudiera salir a duras penas. Por fin, con gran esfuerzo logra salir. En ese momento llegan la cretina regresa a su camioneta con su cretino marido y se van como si nada. Obviamente el par de cretinos de la camioneta son los padres de algunos futuros cretinitos que seguramente imitarán la conducta de sus cretinos padres.
Así es, lector querido, no falta el cretino que entra a donde sea sin hacer cola porqué es compadre del servidor público (de lo que sea). El cretino policía que se la vive cotorreando con su cretino compañero mientras el tráfico se hace nudo, un desmadre de tráfico mientras el cotorrea feliz con su cretino compañero, el cretino que se pasa los altos, el cretino del YO primero, el de “me vale” etcétera, etcétera.
Qué cretino futuro nos espera si predicamos con el cretino ejemplo. Maldita sea la hora en que el “compañero” Echeverría quitó la clase de civismo en las primarias y empezamos a joder a la humanidad con los cretinos derechos y olvidar las obligaciones.