A pesar de la previsible reducción de 10 mil millones de pesos para el próximo ejercicio fiscal, el gobierno del estado de Puebla no debería tener problemas para cumplir con sus compromisos y realizar inversión social, siempre y cuando se gaste con austeridad y de manera responsable.

En este año, el último completo de Rafael Moreno Valle, la entidad dispuso de más de 72 mil 300 millones de pesos, pero muchos de esos recursos —así se presume—, se han ido en erogaciones superfluas.

De entrada, habría que ver cuánto de ese dinero se está yendo a la promoción que, a nivel nacional, como “presidenciable”, hace el todavía gobernador.

Propaganda que ya el Instituto Nacional Electoral (INE) determinó que es irregular, por lo cual ordenó que se bajaran sus espectaculares y publicidad, al menos la que está relacionada con la revista Líderes Mexicanos.

Es por ello que a pesar de que parece tan descomunal la reducción al presupuesto del estado, se puede salvar con imaginación y ese será el primer reto de la administración que desde principios de 2017 encabezará Tony Gali Fayad.

El todavía gobernador electo presentó una cartera de 72 proyectos para el primer año de su gestión, que tendrían un costo de 12 mil millones de pesos y serían etiquetados directamente.

De ese modo se salvaría el recorte que sufrirá, previsiblemente, la entidad.

Sin embargo, ya la bancada del PRI, en específico Jorge Estefan Chidiac, presidente del tricolor estatal y el cerebro financiero de su bancada en San Lázaro, lo atajó y le mandó decir que no hay forma de conseguir esos recursos.

Puebla no es el único estado que sufrirá recortes. De hecho, va para las 32 entidades, aunque unas más que otras.

La caída en los ingresos, que históricamente altos venían consiguiendo algunos estados, entre ellos Puebla, se debe al también histórico recorte a los ingresos de las arcas federales por 239 mil 700 millones de pesos, equivalente a 1.2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

El próximo 15 de noviembre los diputados deberán tener avalado el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para el ejercicio fiscal 2017, y ante la reducción de recursos, es previsible que los días previos, en la comisión respectiva y en las bancadas, se dé un jaloneo feroz.

El lugar común que esgrimen muchos diputados, de que “la cobija es muy pequeña y no alcanza a tapar a todos”, hoy como nunca tendría vigencia.

Sin embargo, y de nueva cuenta la reflexión: si se gasta con austeridad, sin erogaciones superfluas ni lujos, 2017 se puede salvar el ejercicio fiscal, sin afectar programas e inversión sociales e incluso darle continuidad a las obras que están aún sin conclusión.

Otro lugar común, el de “apretarse el cinturón”, hoy más que nunca demanda responsabilidad de los gobiernos.

Falta poco para conocer las cifras finales, pues ya corre el reloj parlamentario para la aprobación final del PEF 2017.