Ahora que Rafael Moreno Valle ha retomado su campaña presidencial, bajo el pretexto de su último informe de gobierno, aprovecho para volver al Tratado de la Ineficiencia, cuyo autor es el propio Señor de Los Cerros.
Mientras él habla de que México necesita una transformación y que esta ya empezó en Puebla, mi recuento de la ineficiencia comprueba la falacia morenovallista.
En recientes entregas ya hablamos de dos de los mitos geniales de la administración estatal, en las que dejé al descubierto las mentiras que rodean al programa Crédito a la Palabra y de los seis elefantes blancos construidos en este sexenio denominados Arcos de Seguridad.
Esta vez toca el turno a los inservibles distribuidores viales que no han hecho otra cosa que complicar el tránsito vehicular de la zona donde fueron construidos.
Empecemos con el monumental puente de Los Fuertes, que por increíble que parezca, no contempló el recorrido del Metrobús, ni las vueltas a la izquierda de quienes transitan por la Diagonal.
De esta forma, una obra multimillonaria como este megapuente obliga al Metrobús a esperar el semáforo y a los automóviles que circulan por la Diagonal, a dar una vuelta absurda para encontrar un retorno y poder subir a la Calzada Zaragoza.
En conclusión, un tránsito imposible provocado por una obra mal planeada.
Otro puente que resultó un fracaso es el Carlos Camacho, ubicado en el bulevar Valsequillo y bulevar 5 de Mayo.
En un absurdo más, se construyó un puente al que pomposamente llamaron viaducto, el cual solo libra un cruce de semáforos.
Para quienes circulan por esa zona, no es ningún secreto que en horas pico se avanza más rápido por abajo que por arriba y que en lugar de mejorar el tránsito del área, este se complicó a grados superlativos.
No es la excepción el Distribuidor Vial de la 31 Poniente y bulevar Atlixco, el cual resultó un fiasco en horas escolares, donde la 31 Poniente se convierte en un estacionamiento, ya que el flujo principal de esta avenida es hacia Atlixco, por lo cual no se requiere del paso elevado hacia Esteban de Antuñano.
En resumen, tres puentes muy vistosos, con tirantes que costaron una millonada y que no sirven absolutamente para nada.
Con méritos propios, Moreno Valle ha aportado obras dignas de un exclusivo Catálogo de la Ineficiencia.
Honor a quien honor merece.