Un servidor le asegura al lector que hubo momentos en que se me figuró que los asaltos a usuarios del transporte público en Puebla afectaban a la bolsa de valores.
Que por cada robo a mano arma se disparaban los precios del dólar, que la gasolina aumentaba de precio.
Todos los días, que aparecen en informativos electrónicos y escritos, además de radio y televisión reportes de asaltos a usuarios del transporte público.
En estos reportes se ha dado cuenta de violentos asesinatos o de personas heridas porque defendieron su celular, mochila, lo que la mayoría de los afectados lleva consigo, incluso dinero.
Pero un servidor se equivocó, Enrique Peña Nieto no vino a Puebla, más que para echar a andar algunas obras y a realizar promocionales. Le juro que me lo estaba imaginando exigiendo estadísticas de los robos a transportes públicos. Lo vi indignado por la lista de homicidios y lesionados durante el transcurso de esta felonía. Incluso presentí la mano dura del Gobierno Federal, del Estado y del Municipio para frenar este tipo de delitos.
Por instantes vi a un elemento de la Gendarmería Nacional tripulando un microbús, con la idea de enfrentar y desintegrar a este tipo de bandas. Pero no fue así.
En la ponencia “Hacia un Transporte Público Eficiente e Integrado”, el diputado priista local, Pablo Fernández del Campo, dijo al referirse a lo robado en los atracos: “¿Qué puede llevar una persona en México que se traslada en transporte público? Pues quizás unos cuantos pesos en la cartera, puede llevar a lo mejor un dispositivo móvil, puede llevar cosas básicas y elementales y baratas para la economía, pero que para ellos son instrumentos diarios de trabajo”.
Entonces me imaginé qué tipo de artículos han sido robados en estos asaltos: celulares, cuando el más barato podría ser de mil pesos, además de que también llevan libros escolares, que no son nada baratos, algunos una laptop, para sus tareas o una tablet, para sus consultas en internet.
Llevan también relojes, las mujeres algún tipo de cadenita o dije, muchas veces de oro, dinero en efectivo para los pasajes, los desayunos.
Todo lo aquí nombrado significaría un buen “botín”, para este tipo de delincuentes, que le aseguro que llegan más drogados que ebrios, y que no han salido de un antro y sí de una narcotiendita.
Si los delincuentes que operan al interior de microbuses y combis supieran que se van a llevar “cosas baratas para la economía”, como dice el diputado tricolor, entonces no habría robos de este tipo. ¿Qué le gusta? ¿10 mil por cada unidad?
Usted debe de imaginarse de la tristeza, además del terror y después de indignación, que sufre cada usuario que es despojado de sus valores, por un hombre armado. Quien con tanto sacrificio se hace de un celular. Quien del sacrificio de sus padres lleva una la laptop, o una tableta y se las quitan así nomás. Los empleados que usan este transporte y que han sido despojados del dinero de su trabajo. Lo bueno es que para el representante del pueblo, sólo son “baratijas”.
Habrá que preguntarle qué lleva en sus bolsillos o en su vehículo para preguntar si sería más conviene en atracar a un diputado.
Nos vemos cuando nos veamos.