El caso de Mara Fernanda Castilla se volvió viral. Incluso llegó a medios internacionales como El País. La historia no es para menos.

El asombro, miedo y preocupación incrementan conforme pasan las horas y los días. Pero vamos por partes.

Todo inició con las primeras horas del viernes 8 de septiembre, unas horas después del terremoto que atrapó la atención de los medios y dejó a más de dos poblanos con insomnio.

Alrededor de las 5 de la mañana, la joven salió del bar The Bronx, ubicado en el municipio de San Andrés Cholula. Ella, como cientos de jóvenes que acuden a la llamada zona de antros, cada fin de semana, no imaginó en qué concluiría la historia.   

Mara Castilla tiene 19 años y estudia en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP). Sus maestros la han definido como una joven “tranquila” y pongo énfasis en ello por las opiniones prejuiciosas que corren lo mismo en Facebook que en Twitter.

Antes de abordar el taxi ejecutivo de la compañía Cabify, donde se le vio por última vez, ella avisó a su hermana menor, Karen, que ya se dirigía a su casa que se ubica en la capital poblana, en el fraccionamiento Torres de Mayorazgo.

Mara Fernanda, el rostro que se ha vuelto viral y buscan autoridades de Puebla y Tlaxcala, pidió un servicio a Cabify y abordó el Chevrolet Sonic 2017 con placas de circulación UAY6418 que conducía Ricardo “N”.

Debía llegar sana y salva a casa en más o menos 20 minutos, considerando que a esa hora existe poco tránsito, pero no fue así. Con el paso de las horas la realidad se fue haciendo más espesa.

El mismo viernes, los padres de la menor, su hermana, amigos de la universidad, políticos y hasta medios de comunicación daban retuits a la Alerta Amber que difunde su nombre, edad y rasgos de la joven universitaria. La búsqueda inició y por desgracia, continúa.

El chofer Ricardo “N” fue a declarar por voluntad propia ante las autoridades judiciales en una primera instancia. Dos días después fue detenido en el estado de Tlaxcala, en donde las autoridades de la PGJ ya informaron que coadyuvarán en la búsqueda de la joven.

Este miércoles, fue el propio fiscal de Puebla, Víctor Carrancá, quien reconoció que había inconsistencias en las declaraciones iniciales del chofer Ricardo “N” y que fue esa la razón por la cual lo detuvieron en el vecino estado.

Pero por el lado del conductor, de quien se dijo está pagando las mensualidades del vehículo que sacó a crédito, también existen temas que quedan poco claros. ¿Por qué esperaron las autoridades de la Fiscalía poblana días para detenerlo? ¿Qué indicios tienen para suponer que Mara Castilla es hoy víctima de alguna red de trata y qué él participó en el delito?

Mientras las respuestas caen a cuenta gotas, Ricardo “N” permanece en espera de que se realice la Audiencia de Control que este miércoles se tuvo que suspender luego que se negó a recibir un abogado de oficio y nombró a su actual representante, quien dijo ante los medios, aún no había podido entrevistarse con su cliente ni conocía los detalles del caso.

Ahora, los reflectores están puestos en el fiscal, en Víctor Carrancá, quien deberá atender éste y los cientos de casos de mujeres desaparecidas en el estado de Puebla, porque, desgraciadamente, el caso de Mara Fernanda es solo la punta del iceberg.

Ya lo dijo la Universidad Iberoamericana en un posicionamiento, en Puebla urge que a las mujeres y en general los poblanos cuenten con la suficiente seguridad, lo mismo para asistir a sus centros de trabajo, a la escuela o los antros.