Así es esto del capote humeante: De una manera o de otra, unos más y otros menos, pero todos nos hemos vuelto maestros en el Arte de Cúchares, nomás que en lugar de capote utilizamos el instinto de sobrevivencia porque está canijo el día a día.
Torear a los políticos, a la policía, a los jueces, a los Ministerios Públicos, a los bancos, a los medios de comunicación, al pariente, al vecino, al hambre, a la corrupción y, cientos de miuras más, de diferentes ganaderías, pero a cual más de mañosos.
Así es, lector querido, lo único que cambia en la lidia es el color del capote que no es rosado, sino verde, pero no cualquier verde sino, verde dólar.
Desde luego que hay de capotes a capotes, a tal grado que hay algunos maestros que torean con el capote de paseo p´a lucir su poder. Ora que no tiene mucho chiste el arte que practican porque cualquiera que tenga un capote verde del tamaño de los grandes capotes de los maestros del manipule puede hacer de los nobles bueyes lo que le venga en gana.
Triste fiesta, sí. Hay de muy poco de lo que debamos enorgullecernos, como maestros en el arte de la fiesta menos brava que se haya vivido en los últimos años.
Si no conservamos algo de bravura para nosotros mismos —nobles bueyes—, no sé cómo podremos resistir lo por venir. Así que suerte mata´or que la verdadera lidia, la que requerirá de toda nuestra nobleza está por empezar.