Nadie sabe si la oleada de chavorrucos que se vuelcan en las presentaciones del popular grupo ochentero Timbiriche cada ocasión que se presenta en Puebla, verán entre su elenco a Maximiliano Cortázar Lara, el polémico ex jefe de prensa de Felipe Calderón Hinojosa, el ex presidente tuitero que terminó por estorbar a su esposa, la candidata independiente a la Presidencia, Margarita Zavala.
Es cierto, la reinvención de esta agrupación musical que se presenta este 14 de abril, en el Mes del Niño, el niñato en el que devino Cortázar aparecerá en el Centro de Espectáculos Acrópolis de Puebla, junto a Benny, Sasha, Diego, Alix, Mariana y Erick.
Puede anotarlo, sin embargo, como seguro vocero de la campaña de Martha Erika Alonso Hidalgo, la candidata de Por Puebla al Frente, la coalición integrada por el PAN-PRD-Movimiento Ciudadano en un contexto complejo, a 20 días de que comience la carrera por Casa Puebla.
Cortázar que fue un feroz calderonfílico que ‘en 2008 causó molestia en algunos medios al señalarles cómo deben conducirse en relación a la figura presidencial’, delineó en 2010 el periódico El Economista, podría realizar el peor de los acompañamientos en medio de un proceso no solo competido, sino dificultoso.
No es la única voz crítica que cosechó este personaje que vio crecer su perfil al amparo del calderonismo, hasta ser diputado federal por la vía plurinominal. Como encargado de la sala de prensa de la Presidencia, en la era de Vicente Fox hasta sus últimos días en el sexenio del calderonato, no fueron pocas las opiniones poco amables que aún se escuchan entre la prensa de la Ciudad de México.
La presencia de un operador de medios como éste pone en riesgo el cuidado y empeño de quien será directora de Comunicación Social, Sandra Izcoa. Con oficio de orfebre ha tejido una fina pieza de conciliación con los medios más virulentos con el jefe del grupo, Rafael Moreno Valle.
Dedicada compañera de aventura de la propia candidata que también ha leído con mayor objetividad el periodo por el que atraviesa ese grupo, necesitado de aliados más allá de los medios caracterizados por su adicción al morenovallismo, tendrá como subalterno a un ineficaz colaborador que en mala hora arribó tras el fracaso del proyecto presidencial.
No sólo adolece del conocimiento profundo de la historia del pasado reciente, cuando desde Casa Puebla se tejió el más absurdo de los métodos de asfixia en contra de los medios críticos como el tripack, producto de la imaginación febril de Marcelo García y un grupito de seguidores, sino de las secuelas de esa persecución insidiosa.
La complejidad del momento va mucho más allá del acompañamiento para el que sí fue efectivo baterista, el siglo pasado.