La muerte del llamado Comandante 30 en Puebla no es un asunto menor. Estamos hablando de un personaje que a través de videos y mantas se atrevió a desafiar a los principales mandos policiacos en Puebla, partiendo del Secretario de Seguridad Pública en el estado y a otros miembros de las corporaciones.
Sus videos movieron las redes sociales por el armamento mostrado y la postura retadora de un hombre encapuchado que sembró el terror en una parte importante de la zona metropolitana.
La disputa entre grupos huachicoleros en el creciente Triángulo Rojo pasó de los enfrentamientos entre ellos, a costar la vida de civiles y policías, como sucedió en Amozoc, en donde uniformados municipales fueron presuntamente ejecutados por Los Cuijes, grupo que se integró al liderazgo de El Comandante 30.
En un operativo certero, después de un mes de investigación, un Grupo de Operaciones Especiales de la Secretaría de Marina se enfrentó por varias horas a esos criminales, quienes cayeron abatidos con un saldo blanco para los marinos.
Y es aquí en donde los poblanos debemos preguntarnos:
¿Cómo estaría Puebla sin la intervención en el último año de La Marina?
Si así, el negocio del huachicol sigue en auge, ahora cambiando el giro de la gasolina al gas LP, cómo estaría Puebla si no hubiesen entrado los marinos.
Combatir en corto tiempo a grupos criminales que durante seis años crecieron bajo el cobijo de un gobierno es misión imposible.
La capacidad de la Fuerzas Especiales de la SEMAR rebasa en inteligencia, tecnología, armamento, táctica y sobre todo en confiabilidad a cualquier otra institución en México.
Sus operativos se realizan bajo total secrecía, toda vez que la gran mayoría de las corporaciones policiacas están infiltradas y en ocasiones controladas por el crimen organizado.
Para darnos una idea, de este operativo, el Fiscal General Víctor Carrancá se enteró hasta que había concluido.
Para cuidar el éxito de un operativo y la vida misma de los marinos, no pueden correr el riesgo de que un halcón o un soplón los ponga en riesgo.
Sin duda, los efectivos de la SEMAR son verdaderos héroes anónimos, porque hoy aparecerán los mandos para presumir sus logros, aunque quienes pusieron su vida en juego ya estén seguramente en otro lugar del país preparando otro golpe al crimen.
Esta vez, el saldo de ocho muertos es del lado criminal, con ninguna baja para la Marina, pero desafortunadamente no siempre es así y es en ese momento que como sociedad somos muy ingratos.
Me queda claro que no son totalmente puros y que también han cometido errores graves y reprobables, pero lo que la Marina nos da a los mexicanos y últimamente a los poblanos carga la balanza muy a su favor.
Hay quienes reprochan la presencia militar en las calles, pero mientras no se limpien las corporaciones policiacas, los marinos son nuestros verdaderos guardianes.
Y en esa misma lógica, celebro la rectificación de AMLO de dejar a la milicia y armada en la lucha contra el crimen.
Más allá del reproche o la mofa por el cambio del discurso de campaña, lo importante es que alguien ya le hizo saber de la gravedad de encerrarlos en sus cuarteles para esperar una improbable defensa de la soberanía.
Quien lo haya convencido, desde aquí le envío mi total gratitud.
Y espero también que si se confirma a Martha Erika Alonso, tenga el tino y la sensibilidad de convencer a Sedena y Marina no sólo de mantener su presencia en Puebla, sino de operar la lucha contra estos cárteles.
De lo contrario, que Diosito nos agarre confesados.