Ha sido el matador Raúl Gracia El Tato, apoderado de Manuel Escribano, quien ha hecho la dramática, pero cierta revelación: Salían a bordo de la ambulancia, después de que el torero había sido sometido a curación y revisión de lesiones en la Unidad Móvil de la Plaza Belmonte de Gerena.
“En el momento de la cornada yo estaba relativamente cerca de Manuel , lo suficiente como para apreciar la seriedad del percance. Además, de camino a la Unidad Móvil me fijé en el reguero de sangre que venia dejando. Una vez tumbado en la camilla, dejó un charco de sangre perfectamente visible. Mi primera sorpresa fue cuando vi como el médico se centraba en las heridas de la cara y no le daba ninguna importancia a la cornada en la ingle…al cortarle la taleguilla, vimos que por el boquete que había dejado el pitón cabía perfectamente un puño.
Fue entonces cuando se decidió el traslado a la Clínica Santa María de Albacete donde Escribano fue operado de una cornada con entrada en la ingle y penetrante de abdomen. Herida que ni siquiera había sido tomada en cuanta en la primera atención.
Si en la parte medular de esta entrega manifestamos nuestro desacuerdo a que las enfermerías de las plazas de toros se entreguen a manos inexpertas, la experiencia de un cirujano no está en cuestionamiento, lo que deben conocer los médicos de plaza es pensar en la siempre existencia de diversas trayectorias, por leve o menor que la cornada parezca y ?sto debido, al levantamiento y los cambios de posición que sufre el cuerpo del torero al ser prendido o levantado por un pitón o asta de toro.
Sobra decir que los médicos en su burladero deben de estar pendientisimos y atentos a los movimiento y zarandeos que sufre el torero cuando queda a merced de los pitones de un toro.
Otra cosa con la tampoco estamos de acuerdo y lo escribe un Juez de Plaza con más de una veintena de años de experiencia, es que NO deben ser los Alcaldes quienes presidan las corridas; ellos son quienes extienden los nombramientos que deben recaer en aficionados conocidos y conocedores con una Probidad absoluta y comprobada como dictan los reglamentos. Mal ejemplo de lo que NO debe ocurrir: Borox, el Alcalde perteneciente al desastroso, populista y retrograda partido “Podemos” ordenó primero el indulto de un novillo, que el publico en mayoría pedía, y luego ya en corrales ordenó absurdamente que este fuera apuntillado. FOTO 3. ¿Dónde quedó entonces todo el protocolo del perdón otorgado?
Hablando de cosas que no deben pasar y menos escribirlas, son los errores que cometemos los golpea-teclas, y tal cosa cometió este servidor la semana pasada al escribir que el Matador Urdiales mató “Miura” en la pasada Feria se Bilbao, el lapsus-taurus se dio por la imponente presencia de los de Zahariche ahí lidiados, siendo que lo que mató Urdiales por cierto, con una entrega absoluta al ejecutar la suerte, tal como se aprecia en la FOTO 4. Fueron toros-toros de “Alcurrucen” que vaya que si también tenían trapío, presencia e imponentes cornamentas.
Incluimos aquí, la frase completa – en latín y español acuñada para poner titulo al triunfo logrado por Urdiales “Finis coronat opus, labor omnia vincit, vini, vidi, vici, sit Tibi Terra Levis” = “El fin corona la obra…el trabajo contante vence o, vino y venció; que la tierra te sea ligera”.
La FOTO 5, muestra algo vergonzoso, un desastre que la autoridad de callejón NO debe permitir, qué descortesía; que grave falta de respeto a la fiesta, a los compañeros vestidos de luces, a la profesión y así mismo.
Grave, seria e importante cornada en la ingle, que llegó al abdomen y no fue valorada.
Las lesiones, escoriaciones en la cara de Manuel Escribano, concentraron toda la atención de los médicos.
Borox. El alcalde que presidió la novillada ordenó apuntillar al novillo que había sido indultado.
Diego Urdiales. Con verdad y entrega absoluta al matar al de Alcurrucen.
¡Desastroso! Que falta de respeto a la fiesta, a los compañeros actuantes y a sí mismo.