Símbolo del poder absoluto, la casa presidencial de Los Pinos es también epicentro del cambio de usos y costumbres de las últimas horas. Las formas de ejercer y entender la política, con la llegada del nuevo grupo que domina la escena son otras.

No sólo porque ahí han habitado los últimos presidentes de México desde Lázaro Cárdenas en 1934, hasta Enrique Peña Nieto en 2018, sino porque fue ahí en donde se hizo el primer análisis del video en el que aparece Mario Aburto Martínez con el revólver en mano para asesinar a Luis Donaldo Colosio Murrieta, hace un cuarto de siglo.

Por una disposición de transparencia, la Procuraduría General de la República desclasificó un material inédito pero inocuo. No aporta más que ruido y breña —así se llama en el argot televisivo a las grabaciones sin nada que aportar—, a lo ya conocido.

Aburto Martínez fue un asesino solitario, aunque la voz popular vio detrás del atentado la mano del presidente Carlos Salinas de Gortari. Quizás ahí comenzó la caída del mandatario con la mayor aprobación en la era moderna.

Una verdad no publicada fue la que compartió con este reportero quien fue el productor televisivo de cabecera de Salinas de Gortari y responsable de dar cobertura a Colosio Murrieta, Héctor Cervera Gómez.

Ex compañero de cobertura en la guerrilla centroamericana de Epigmenio Ibarra, decidió por la producción documental... y el trabajo para Salinas, que desempeño con profesionalismo y templanza en momentos que esos valores no abundaban.

Convenció al Presidente de México que había llegado pleno de ilegitimidad por la percepción general de haberle robado la elección a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano en 1988, de construir un estudio de televisión en Los Pinos para conectar la presidencia con el mundo. La amenaza de ingobernabilidad tras la crisis postelectoral estaba latente.

Fue ahí en donde Salinas de Gortari recibió de Cervera Gómez el video que apenas puso al escrutinio la PGR. El material con el atentado al candidato presidencial del PRI fue visto por un desencajado habitante de la inescrutable residencia presidencial.

Fue la noche en que el presidente fue derrotado por la mano de un desconocido Aburto Martínez. Antes nunca nadie lo había visto flaquear, ni siquiera en las horas más tensas de la negociación de Tratado de Libre Comercio.

Salinas cayó en un mutismo que sólo pudo ser descrito por un experto en la producción de la imagen como Héctor Cervera Gómez, un jefe inmediato superior que este reportero tuvo en la televisión pública a mediados de la década de los ‘90.

Los Pinos es hoy museo público, Salinas de Gortari carga con el estigma de haber orquestado el atentado contra su candidato, el video completo es cosa pública y en retrospectiva, todo es una reliquia del poder.

El paradigma del poder es otro. Habrá que comenzar a entender eso.