Como efecto colateral y también ineludible, la resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) llevará a una nueva conformación del poder interno en el lopezobradorismo poblano.
Ocurrirá particularmente en el Movimiento Regeneración Nacional en donde el candidato ya finalmente derrotado por la vía jurídica, Luis Miguel Barbosa Huerta, había tomado un papel protagónico de líder moral y real, que dictaba las medidas a tomar y las actitudes a asumir, siempre beligerantes contra del morenovallismo, valiera o no la pena y sin importar el motivo. La meta era el enfrentamiento per se.
Si bien el ex senador, ex perredista, tuvo en algún momentos en sus manos como candidato, y así fue, la posibilidad de derrotar y poner punto final al morenovallismo, las cosas no le salieron a pesar del respaldo del hoy presidente constitucional, Andrés Manuel López Obrador.
Fue completamente al contrario y, en los próximos meses, el barbosismo, como corriente hegemónica o con más aliados internos en Morena y los partidos del Trabajo (PT) y Encuentro Social (ES) en Puebla, tenderá a desaparecer.
A pesar del anuncio en video y redes sociales de esta noche de domingo de Barbosa, de que acudirá a instancias internacionales por el caso y que además conformará una especie de bloque opositor a la gobernadora Martha Érika Alonso Hidalgo, con alcaldes y diputados locales y federales lopezobradoristas, en realidad su corriente va ya a la desaparición que se dará con el tiempo, con la cotidianidad y con la impostergable relación que todos los lopezobradoristas con cargos de representación popular deberán tener con la panista, en el marco institucional.
Eso sin contar los que de por sí tenían internamente disputas con el ex candidato, por sus actitudes soberbias o porque habían sido agraviados por él, y que con esta derrota definitiva comenzarán a andar ya sin preocupaciones de su relación con el debilitado “líder moral” del lopezobradorismo poblano.
Es muy probable que ese lugar que ocupaba sea asumido en el corto plazo por algún otro personaje, con méritos, estatura política, popularidad y representación propias.
El que más a la vista está es sin duda el senador Alejandro Armenta Mier, a quien lo respaldan 1.5 millones de votos, más incluso que los que logró la gobernadora electa, Martha Érika Alonso, además de que en términos jerárquicos, es el poblano con mayor nivel en el poder legislativo federal.
Armenta Mier se mantuvo alejado de la beligerancia del barbosismo y, sin claudicar en sus principios y las demandas de justicia electoral, ni siquiera después del fallo del TEPJF, fue violento en sus expresiones y en contra de sus adversarios.
Seguramente al calor de lo ocurrido, mientras se apagan las cenizas habrá interés de los medios de comunicación y de los ciudadanos en escuchar todavía a Luis Miguel Barbosa.
Por lo pronto este lunes a las 14:00 horas ofrecerá una conferencia de prensa en el Centro Histórico de Puebla, en donde anunciará las medias que tomará.
La inercia de los días harán que se pierda su voz y sus posiciones en el flujo de las noticias frescas.
Así, hay que recordar, le pasó incluso a López Obrador luego del éxtasis por el frade de 2006. No tendría por qué ser distinto para Barbosa.