Hace dos semanas que un par de desarrollos inmobiliarios del poderoso Grupo Posada Cueto están clausurados. La decisión la tomó el Concejo Municipal de Santa Clara Ocoyucan. Existe la sospecha de haber incumplido con los requisitos de ley para continuar con ese desarrollo inmobiliario.

Era práctica común cuando el movimiento que ha hecho del hambre y la ignorancia una industria que genera utilidades millonarias y poder político: Antorcha Campesina.

Desde que fueron colocados los sellos de clausura una cauda de gestores de todo rango, ideología o grupo político ofrecieron interceder para facilitar la reapertura de las puertas de dos clusters en donde se tomó la decisión, colocar los avisos de clausura.

Es impreciso calcular el número de viviendas entre ambos conjuntos habitaciones; sin embargo, podrían ascender a unas 300 cuyo costo promedio es de 1 millón 800 mil pesos. La suma total alcanza en promedio unos 540 millones de pesos. Y son cálculos conservadores que contrastan con el monto del negocio.

Quizás por ello es que legisladores de todo tipo, dirigentes partidistas y hasta coyotes intentaron facilitar el retiro de los pegotes que anuncian la suspensión de obras, ya con un avanzado estado de edificación.

Es la primera vez que los hermanos Posada tropiezan con una de las dos gestiones municipal en donde levantaron su imperio llamado Lomas de Angelópolis.

Se trata de San Andrés Cholula y Santa Clara Ocoyucan, ambos con un potencial de crecimiento inmobiliario notable en la zona metropolitana de Puebla, en donde el valor de la tierra se disparó hasta convertir los predios de labriegos en zonas residenciales de la clase pudiente del sur-sureste de México.

La paralización de las actividades del grupo empresarial por parte del Concejo Municipal a cargo de Rodolfo Huerta forma parte de un conjunto de decisiones a la luz de la nueva correlación de fuerzas del capital y el poder público.

La inobservancia de la ley había sido siempre un pendiente del sistema que deberá cambiar conforme avanza el periodo de gestión de la llamada Cuarta Transformación. El clima de impunidad existente que favoreció al poderoso debe ser despejado aún y cuando se trate de poderosos empresarios como los Posada Cueto a quienes por fin alguien les puso un “estate quieto”.