El panismo del extinto Rafael Moreno Valle y el grupo de Luis Miguel Barbosa en la coalición Juntos Haremos Historia quedaron tablas. En la pelea por conseguir la gubernatura interina, ambos se quedaron sin posibilidad alguna.

Sin embargo como la política es de circunstancias, nada es definitivo, salvo que este fin de semana ambos bancos quedaron sin posibilidades de imponer gobernador para los próximos cinco meses, antes de llegar a la elección extraordinaria, en junio.

Si cuando el viernes pasado el nombre de Gabriel Biestro Medinilla crecía en la lógica partidista, un obsequioso José Juan Espinosa se le atravesó en el camino.

El presidente de la Mesa Directiva y autodefinido como un obradorista es quién mayor capacidad de interlocución tiene con el grupo contrario. De sus encuentros con integrantes de lo que queda del morenovallismo ya se ha documentado en esta Parabólica.

Fue quien dijo al ex candidato al gobierno de la coalición Juntos Haremos Historia que había sido la propia secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero quien le pidió que ningún militante de Morena se perfilara para ser gobernador interino.

Era un compromiso con la familia doliente de los difuntos Martha Erika Alonso, la gobernadora de Puebla y de su esposo, Moreno Valle, ambos muertos con la caída del helicóptero el 24 de diciembre pasado en Coronango.

En la lógica política descalificar a un compañero de bancada significaba en automático dejar camino libre al encargado de despacho en Casa Puebla, Jesús Rodríguez Almeida, propuesta del panismo para dar continuidad al gobierno confeccionado por la difunta Alonso Hidalgo.

Calculador como es, JJ operó en favor de una causa distinta a la del grupo con el que llegó a la diputación local por el Partido del Trabajo en un distrito en el que carece hasta de domicilio particular. Y ganó... por el momento.

Si Barbosa y sus aliados, entre quienes se encuentran el propio Gabriel Biestro, perdieron la oportunidad de ganar la mini gubernatura, en Acción Nacional sucedió lo mismo.

Por lo menos hasta el lunes en la noche la propuesta de la dirigencia de Marko Cortés no había transitado. “Todo está quieto”, dijo una fuente cercana a la negociación.

En Puebla se carece de un gobernador desde el 24 de diciembre. Nada parece aventurar que la negociación política se vaya a destrabar en las próximas horas y ni siquiera hay un perfil idóneo, como lo han demandado diversos sectores sociales.

Los grupos por Puebla al Frente y Juntos Haremos Historia están como al principio, con las manos vacías y el reto de cumplir con la encomienda de designar a un sustituto que permita pacificar a Puebla, ofrecer condiciones de seguridad y garantizar piso parejo en la contienda futura.