La tarde de ayer se efectuó el tercer operativo en el mercado Morelos. El primero fue el jueves 28 y luego el sábado 30. De los cateos y enfrentamientos no ha habido nada, salvo detenciones menores. Una mirada en retrospectiva vale la pena. La historia habría sido otra, sin embargo.

El Grillo, cuyo nombre de pila es José Cristian N tuvo 60 largos minutos para huir y esconderse el sábado que iban por él elementos federales, estatales y municipales. El pitazo y factor tiempo permitieron a este sujeto hacerse de humo.

Y es que el sábado 30, mientras elementos del Ejército Mexicano de la 25 Zona Militar y elementos de la Fiscalía de Delitos de Alto Impacto (FISDAI) y Policía Municipal determinaban la hora en que se llevaría a cabo el operativo para detener a El Grillo, una súbita petición terminó por sorprender.

Era el titular de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal, Manuel Alonso García quien hizo la petición, confiaron a este reportero fuentes acreditadas presentes en la reunión de planeación para llevar a cabo la captura de un sujeto a quien se le atribuye el control mayoritario del mercado de droga en la capital, boicotear mediante violencia la elección de 2018 y de una ola de ejecuciones en los últimos meses.

Una hora perdida en la que pudo haber sucedido todo: la detención del jefe de una pandilla de malosos que ha sembrado el terror en diversos puntos de la capital, utilizar el factor sorpresa para evitar más derramamiento de sangre y de paso, no alertar a la población por la difusión a través de redes que terminó por construir una percepción de desazón aún mayor.

Nadie sabe si el plazo pedido por la policía estatal era para preparar a sus elementos, pertrecharlos mejor, dejarlos descansar una hora más, o con la idea de extender el manto de impunidad cada vez más  inocultable frente a la sociedad.

El impulso Manuel Alonso por postergar la acción de captura de El Grillo, a quien ahora nadie puede ubicar con exactitud es coincidente con la protección de la que ha gozado en los últimos año desde la Fiscalía General del Estado. La protección desde esta dependencia fue una de las más poderosas razones para evitar la infiltración de agentes coludidos.

El titular de Seguridad Pública en el estado no es un policía improvisado. Conoce perfectamente que el factor tiempo para evitar que se filtrara la información de la realización de una acción conjunta para detener a un objetivo prioritario, es de la mayor relevancia.

Más aún, es un conocedor profundo de los retos en materia de seguridad en el estado, pues por años ha servido a administraciones priista, panistas y la que está en curso, con un gobierno interino a nivel estatal.

En dos ocasiones titular de Seguridad y Tránsito Municipal, lo fue de San Andrés Cholula y hasta rector de la Academia de Policía Ignacio Zaragoza.

La oriundez es una de las fortalezas de este funcionario poblano, luego de los periodos en los que al frente de esa instancia gubernamental estuvieron verdaderos saqueadores y protectores de los grupos delictivos como Facundo Rosas y Jesús Rodríguez Almeida.

Pero la poblanidad es al mismo tiempo es una debilidad. Nadie está exento de la petición de favores entre altos mandos con propósitos insospechados. Por el bien de la sociedad poblana y la reputación del policía Manuel Alonso, que la hora solicitada no haya sido para facilitar la huida de un delincuente sin alma a quien gusta de martirizar al extremo a sus presas.