La ejecución de Miguel Ángel del Valle García, el ganadero identificado como familiar político de la familia Beltrán Leyva, cuyos principales integrantes formaron uno de los carteles con mayor presencia en el país, ha sido calificado como un "crimen quirúrgico", con mucha precisión.
Los sicarios que llegaron a Puebla a finales del mes de marzo sólo llevaban una encomienda, ubicar y "dar de baja" a su víctima, utilizando dentro de la logística al menos 6 vehículos: Una camioneta Ram, de color blanca, placas 804-ZSH, del Distrito Federal; camioneta Scape de color azul, placas UBP-16-62 de Puebla; una BMW de color plata, MZV-7825 del Estado de México; una Ranger SM-66-006 de Puebla y un Jetta de color gris, placas A04-AJZ del Estado de México, todas sin problemas legales para poder circular.
Rentaron una casa, la 3204 de la carretera federal Puebla-Tehuacán, en el tramo de San José Victoria, del municipio de Amozoc de Mota, donde estuvieron sólo unos días, aunque al propietario le dijeron lo contrario.
Contrataron a un menor de edad específicamente para que les trajera tacos, lo que desayunaron, comieron y cenaron durante su corta estancia, porque no salieron a ningún lugar, ni siquiera a la tienda.
Sólo a lo específico que tenía que ver con el seguimiento de quien iba a ser su víctima.
El jueves, día del crimen, movilizaron los vehículos al punto donde se encontraba el salón social Harmony, de la Recta a Cholula 30.
Para ese momento ya tenían planteada la ruta de escape, porque tenían preparado un final con el sello del crimen organizado. A las 16:45 horas ocurrió el levantón.
Los hombres armados ingresaron al salón jardín y sometieron a todos, tanto invitados como organizadores, ubicaron a su víctima y se lo llevaron.
En todo tipo de secuestros a la víctima la despojan de su teléfono celular, porque este delata su ubicación, pero en esta ocasión no se lo quitaron.
Lo que pudo haber sido tomado como descuido.
Al momento de que emprendieron la huida a la víctima no le dieron oportunidad alguna, de inmediato le quitaron la vida y lo decapitaron.
Se dirigieron a la casa que habían rentado y con toda calma lavaron la camioneta.
A su víctima lo dejaron dentro de la casa, lo colocaron boca abajo y en su espalda dejaron la cabeza y se fueron.
El cuerpo del ganadero lo ubicaron siguiendo el GPS del teléfono.
Ese fue el mensaje.
Ahí llegaron los parientes y amigos del occiso. Iban totalmente armados, en vehículos blindados, pero ya nada pudieron hacer. Tres de ellos fueron detenidos.
Nos vemos cuando nos veamos