El viernes que Luis Miguel Barbosa terminó sus actividades de campaña en su natal Tehuacán, el anfitrión Felipe Patjane vivió momentos de incomodidad. El presidente municipal se encontraba a dos lugares de su paisano, el candidato y virtual gobernador cuando escuchó con todas sus letras un reclamo que es del dominio en ese municipio.
Patjane no podía ser ajeno a las versiones existentes sobre el dominio que grupos de panistas tienen en ámbitos de toma de decisiones en el ayuntamiento que encabeza, y que tienen capacidad para condicionar pagos a trabajadores del gobierno municipal a cambio de su apoyo a Acción Nacional.
‘Si yo hubiera traicionado no estaría yo como presidente. Lo dije públicamente y te lo digo directo: para mi Miguel Barbosa es mi padre político y lo voy a apoyar hasta la muerte’, dijo el edil desafiante cuando los reporteros que dieron cobertura a la campaña le preguntaron sobre acuerdos del pasado con Martha Erika Alonso, la gobernadora fallecida el 24 de diciembre.
Dicho lo cual, giró y salió con fuertes pasos con la ira contenida. Sabía que en el fondo, la verdad estaba en el pensamiento de Barbosa Huerta y que ya había permeado.
En una entrevista que el candidato Barbosa concedió al autor de la columna una semana antes de comenzar la campaña habló del papel deficiente, arrogante e insensible de los ediles emanados de la coalición Juntos Haremos Historia como Claudia Rivera Vivanco, en la capital; Karina Popoca, en San Andrés Cholula; Norma Layón, en Texmelucan; y el propio Patjane, en Tehuacán.
¿Le pegan a Morena, le pegan a su candidatura?, se le preguntó en una sala de juntas de lo que constituyó su casa de campaña.
‘Son escenarios que estamos midiendo, en el análisis estratégico de la campaña estamos midiendo todo y creo que tenemos que tomar acciones para corregir, no para maquillar; para corregir cosas que pueden estar mejores y creo que ese tendrá que ser el papel de la ruta que yo lance’, respondió cuando aún no se tenía un diagnóstico del estado anímico social frente a la ineficacia en el desempeño de los ediles.
Una vez transitada la ruta de la campaña y con el triunfo en la bolsa Luis Miguel Barbosa sabe que hay presidentes municipales que jugaron doble juego aún y con el juramento de lealtad eterna; en otros casos, la omisión e ineficacia operaron igualmente en contrario a la campaña del ganador de la contienda.
En un contexto general en el que gobernadores de la Cuarta Transformación en Morelos, con Cuauhtémoc Blanco; en Veracruz, Cuitláhuac García; y Tabasco, Adán López han estado por debajo de la expectativa general de la sociedad; el ganador de la contienda en Puebla tiene un reto extraordinario: hacer un buen gobierno.
La contienda política en Puebla terminó este fin de semana con el triunfo reconocido por PAN y PRI, pero comenzó la de 2021. El conjunto de presidentes municipales que se han convertido en saldo negativo para el proyecto de Morena y sus aliados está a la vista.
En menos de año y medio comenzarán a moverse los diversos perfiles que buscarán suplir a quienes ahora mantienen un cargo de elección popular; algunos de quienes tienen responsabilidad política querrán repetir cuando por primera vez, tienen la posibilidad de reelegirse.
Sólo un buen desempeño, corregir lo andado y la construcción de un diálogo roto de parte de los ediles en funciones permitirá al presidente Andrés Manuel López Obrador y al virtual gobernador, terminar con la idea de la no satisfacción de la expectativa de mejorar un país y el estado en ruinas después de la rapacidad de la clase gobernante del pasado.