De la iglesia del barrio de San José hasta la zona de panteones del barrio de San Sebastián, la tarde domingo 4 de agosto, una marcha silenciosa trasladó el féretro del abogado Fermín Notario González, asesinado en forma cobarde por miembros de la delincuencia organizada.

Fermín, quién era conocido por la gran mayoría de los habitantes de Tecamachalco, fue secuestrado por sujetos desconocidos quienes pese haber cobrado en rescate le arrebataron la vida, no sin antes torturarlo, para aventarlo amordazado al drenaje de Valsequillo, donde la tarde del sábado fue encontrado a la altura de la población de San Gabriel Tetzoyocan.

Disfraces de consolación de quienes asistieron al velorio, no alcanzan a llenar el alma de los familiares, quienes incrédulos se han abstenido de hacer algún comentario y sólo esperan que el tiempo borre las horas de angustia y desesperación desde el secuestro hasta la muerte de quien fuera también un personaje importante en ilustre colegio de abogados de Tecamachalco.

De lo sucedido a una víctima más de la delincuencia que está arrastrando el municipio de Tecamachalco y de toda la zona oriente del estado de Puebla, este lunes nadie hizo un solo comentario.

Los canales de televisión nacionales se unieron a la condena generalizada para que se esclarezca el crimen, y los nuevos jefes de seguridad pública, ni siquiera el encargado de la Fiscalía General del Estado, algún comentario para condenar la violencia y prometer el pronto del caso, porque a final de cuentas el municipio de Tecamachalco y los que se encuentran en la zona oriente del estado, están fuera de foco de atención de cámaras nacionales y estatales.

Y qué decir de las autoridades municipales y de la Guardia Nacional, que lejos de ser una corporación de élite, con tecnología e inteligencia, no pueden hacer frente a un grupo de delincuentes que no solamente le ha tomado la medida a las corporaciones policíacas sino que en muchos casos ha logrado penetrarla comprando conciencias y corrompiendo a la justicia.

Lo malo para Tecamachalco y para otros puntos donde la delincuencia organizada tiene su centro de operaciones, es que en México estar armado no es protegerse y proteger a su familia y sus valores, estar armado es cometer una felonía un delito que se debe castigar.

En otras palabras para no ir a la cárcel es mejor ser asesinado.

Nos vemos cuando nos veamos