Unos cuantos irresponsables paralizaron la producción en la industria automotriz, en el campo y otros sectores al cerrar las carreteras y autopistas de Puebla y el país con el argumento de que requieren apoyos y recursos por parte del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Los manifestantes son los mismos de siempre, la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas pomposamente llamados UNTA. Los inconformes afectaron a cientos de miles de ciudadanos que no tienen nada que ver con su movimiento, gente que no busca subsidios, personas que trabajan todos los días para salir adelante.

Este jueves fue impresionante ver filas de hasta 30 kilómetros de camiones de carga varados en la autopista, algunos con productos perecederos que obviamente se echarán a perder. Claro está, quienes bloquearon la autopista no tienen ni la menor intención de pagar las pérdidas.

Un caso más grave y que sí se trató de vida o muerte, es que el cierre de la autopista México - Puebla tampoco permitió el paso a las ambulancias ni a las unidades de emergencia.

Ayer las empresas AUDI y Volkswagen anunciaron que se vieron obligadas a suspender las actividades del segundo turno. Las líneas de autobuses como Atha, Vía, ADO y Estrella Roja informaron de la cancelación de corridas, retrasos en las llegadas o hasta desvío de rutas ante los bloqueos y la toma de casetas.

Adicionalmente las empresas de autopartes ubicadas en las zonas afectadas y que venden a otras marcas, también tuvieron complicaciones para trasladar sus productos. Ya sabemos que el retraso de minutos u horas en las entregas puede ocasionar fuertes penalizaciones económicas y hasta obligar a detener las líneas de producción, lo cual representa una pérdida económica de millones.

  • Desaparecen las huellas

Sucede que en la entrega-recepción de la administración estatal se presume que no aparecen los contratos de concesión a los Centros de Compromiso Ambiental, mejor conocidos como verificentros, firmados con las 17 empresas que llegaron de la Ciudad de México en la administración de Rafael Moreno Valle.

Al parecer, alguien desde un inicio no quiso que se conociera el contenido de los contratos y si se cumplía o no con la norma.

De no existir los documentos, las actuales empresas estarían operando fuera de la ley. Habrá que esperar para conocer qué acciones tomará la autoridad, ojalá y ya se ponga orden a éstos negocios donde se dice, venden hologramas como si fueran chocolates.