En este mundo de la política, en donde los atentados contra la inteligencia de los ciudadanos se convierten en el quehacer diario de quienes lo conforman, no podía faltar un aporte más de la legión panista, que busca ahora lucrar con el aumento a la tarifa del transporte público.

Escudados en una aparente pérdida de memoria, diversos panistas han tomado la bandera del aumento al pasaje para intentar ganar simpatías entre los usuarios del transporte público.

Por fortuna, existimos muchos que tenemos intacta la memoria y que podemos refrescársela a aquellos que “convenientemente” olvidan el pasado reciente de la política poblana.

En una carta abierta dirigida a la opinión pública y a los medios de comunicación, la presidenta estatal del PAN, Genoveva Huerta, manifestó su desaprobación al aumento del transporte, argumentando que se trata de medidas “impopulares y perniciosas” de parte del gobierno del estado.

Le quiero recordar a la panista, que durante la campaña electoral en la que participó y ganó Martha Érika Alonso, su principal operador político Eukid Castañón pactó con los transportistas el aumento de la tarifa de transporte a cambio de su apoyo para ganar la elección.

Como resultado de ese acuerdo, la pareja de Martha y Rafael, presionaron hasta el último minuto del gobierno a Tony Gali para que fuera él quien hiciera el anuncio, cargando con ese costo político.

La negativa del entonces gobernador Gali, provocó el último rompimiento entre la gobernadora electa, el poderoso senador y el ejecutivo saliente.

Dos días antes de la toma de posesión, fue histórica la encerrona en la cual la plana mayor del morenovallismo, en donde estuvieron presentes Martha Erika Alonso, Rafael Moreno Valle, Eukid Castañón, Luis Banck, Max Cortázar y Carlos Blanco, acuartelaron al subsecretario de transporte Alberto Vivas, para que firmara el aumento, bajo serias amenazas sobre sus cuentas públicas.

Al no lograr la rúbrica de Vivas, aumentaron las presiones sobre Gali, quien se mantuvo firme en la negativa.

Este columnista hizo en Casa Puebla una última entrevista a Tony Gali como gobernador, siendo testigo de las últimas presiones para que anunciara el aumento.

El enojo de la desaparecida pareja fue tal, que se hicieron los últimos ajustes al gabinete, dejando fuera los nombres de las posiciones acordadas con el gobernador saliente.

Cuentan quienes lo vieron, que el encuentro entre Tony y Martha en el búnker instalado en el sótano del Tribunal Superior de Justicia fue como el de generales enemigos en el frente de batalla.

Tras este obligado recuento, es evidente que el aumento de la tarifa del transporte en la administración de Martha Erika Alonso era más que inminente.

Por esa razón es que resulta ridícula la carta firmada por la presidenta del PAN Genoveva Huerta, quien fue una de las creaciones del morenovallismo.

A esa postura, se sumó la diputada Mónica Rodríguez, quien además de ser una más de las beneficiarias del morenovallismo, dijo ser parte del 70 por ciento de los poblanos que usan el transporte público.

Otro que se subió al tren fue el también diputado azul, Oswaldo Jiménez, quien se rasgó las vestiduras por el alza al servicio de transporte.

Sobra decir cuál sería la postura de estos personajes cuando el aumento fuera anunciado por la gobernadora en enero pasado.

Y es que independientemente de que el servicio de transporte es una desgracia y que la mafia que lo controla propaga ese cáncer que invade el territorio poblano; no se puede lucrar políticamente con un tema en el cual el morenovallismo ya tenía planeado ese mismo aumento.

Parafraseando a Sabina, yo diría que estos panistas con su eterna doble moral tienen:

La lengua muy larga y la falda muy corta”.