La Cuarta Transformación, como el resto del aparato partidario en el país, jamás aceptará que en la lógica por alcanzar el poder en México terminó por reclutar perfiles con los que jamás habría trazado ruta alguna, así fuera la más corta e insignificante.
Ahí están los casos de oportunistas como la legisladora federal Nayeli Salvatori, ex locutora de radio polémica por sus contenidos misóginos y frívolos frente a los micrófonos; el ignorante Sergio Mayer, cuya aportación al debate público ha sido el de la hilaridad o el provocador profesional Gerardo Fernández Noroña, permanentemente confrontado con propios y extraños.
En el escenario local está José Juan Espinosa y su pertinaz pretensión por esconder su pasado colaboracionista con los regímenes del PRI y el grupo político del fallecido Rafael Moreno Valle; pero también destaca Héctor Alonso Granados, un legislador que regresó a la Cámara de Diputados cuando los paradigmas son otros a los que aprendió cuando por primera vez fue diputado por el Partido Revolucionario Institucional.
En la sesión de este martes volvió a dar muestras de cómo es que fue responsable de su propio proceso de expulsión de la mayoría legislativa desde la ocasión en que llamó “mojigatas” y a que cerraran las piernas a las mujeres para evitar llegar a embarazos indeseados y procesos abortivos.
Envuelto en el pleito personal que trae contra el presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política, Gabriel Biestro Medinilla, volvió a exhibir su vena intolerante, misógina y xenofóbica que no puede pasar inadvertida. “Por una vez en tu vida se hombre... cobarde; te escondes en las faldas de Tonantzin (Fernández)”, gritó colérico desde su curul a quien hace meses había sido su aliado político.
“Diputado veracruzano” lo llamó en algún momento de su irascible conducta, como si con la sola descalificación por la no poblanidad de Biestro fuera a lastimar la dignidad de quien ciertamente tiene la confianza de un oriundo de Tehuacán: Miguel Barbosa Huerta.
Alonso Granados exhibe cada vez con menos pudor un conjunto de estereotipos de una visión bastante binaria y elemental que ha sido notoriamente dejada en el desván de los arquetipos que estorban para el proceso de maduración de la sociedad.
El diputado que llegó a la curul bajo el cobijo de la Cuarta Transformación se empeña en demostrarnos que no tiene pudor cuando se le pilla en su condición homofóbica, misógina y xenófoba.
Alonso, junto con el resto de los neo morenistas o lopezobradoristas terminaron por convertirse en un rostro indeseado de la #4T, un error político cuyos costos serán altos en términos de legitimidad pero eso jamás lo van a admitir.