La Cuarta Transformación nunca calculó cuál sería el costo a pagar por incluir bajo sus siglas a figuras de muy corta estatura política. En 2018, con tal de acompletar las planillas se regalaron candidaturas a diestra y siniestra, sin filtro alguno. Muchos de los que hoy gobiernan o legislan son producto de esa llamada ola que fue formada por la inercia de López Obrador y comienzan a ser más un lastre para Morena.

Hoy me refiero en concreto a Héctor Alonso Granados, que no es para nada un improvisado, con esta es la tercera ocasión que llega al Congreso del estado y esperemos que no exista una cuarta, con eso de que en el 2021 se pueden reelegir los legisladores.

En 113 años de actividad en el recinto legislativo de la 5 Poniente, nadie recuerda a algún legislador de la “calidad” de Héctor Alonso, quien por tercera vez ocupa una curul, pero en esta ocasión parece haber perdido la razón, ya que se ha convertido en el bravucón de barrio, el que se quiere fajar con quien lo mira feo. El macho de barrio bajo que ve a la mujer como un objeto al cual puede ofender, llamándola ignorante o mula.

Y no lo digo sólo por los descalificativos que lanzó ayer contra la diputada Tonantzin Fernández, si no por una serie de atropellos y agravios contra las mujeres como aquella declaración de finales de mayo donde aseguró que Las mujeres deben pensar antes de abrir las piernas", cuando se le cuestionó su opinión sobre la despenalización del aborto en Puebla.

El día de ayer después de no presentarse al pleno del Congreso, al menos durante cinco sesiones, Héctor Alonso subió a la tribuna nuevamente para descalificar, pedir cuentas a la Junta de Gobierno, cómo si tuviera alguna autoridad moral. Seguramente ya se le olvidó que no hace muchos años, en la LVIII legislatura, siendo su jefe Rafael Moreno Valle, era bien portadito y nunca exigió tan enérgicamente, una rendición de cuentas.

Pero no fue todo, durante su arrebato también llamó ignorante a la diputada Tonantzin Fernández y ya de paso, buscó provocar a Gabriel Biestro, restregándole que no es poblano y hasta le recordó que llegó al Congreso del estado como diputado plurinominal.

Alonso Granados no se conformó. Al recibir una respuesta donde le recordaron su penoso pasado, perdió los estribos gritando como cualquier bravucón de barrio.

Y ni crea usted que Héctor Alonso es un legislador productivo o que el dinero de nuestros impuestos está bien invertido en él. Veamos los números del legislador que presidió durante nueve meses la Comisión de Seguridad Pública, una de las más importantes por la problemática que actualmente vivimos en Puebla.

De acuerdo al reglamento, la Comisión que presidía, tenía que sesionar al menos una vez al mes, pero en ocho meses sólo citó en tres ocasiones a sus pares. En contraste desde que fue destituido –por sus declaraciones misóginas- se han realizado cinco sesiones, caso dos por cada mes. 

Otro dato más. Alonso Granados, aunque ya cumplió un año como diputado y pese a que presumía experiencia legislativa, no presentó ninguna iniciativa ante el Pleno.

También es uno de los que acumulan el mayor número de faltas a las sesiones en el Pleno, y claro, a las comisiones en las cuales participaba. En resumen, la Cuatro “T” nos dejó un diputado de cuarta.