Y cuando parecía que en Puebla se iba dar el paso para el reconocimiento de los derechos de las personas con orientaciones sexuales diversas, y para por fin, despenalizar a las mujeres que deciden interrumpir un embarazo y con ello dejar de criminalizarlas, no se logró.
Lo sucedido en el Congreso poblano encuadra bien en “(…) cuando sabemos que las leyes en México -dícese en Puebla- no son capaces de superar a la voluntad del poder” escribía Ortiz Pinchetti (La Jornada, 13/10/2019) y una vez más se comprueba en Puebla la lejanía que existe aquellos que dicen ser representantes populares con los problemas reales de esta nuestra sociedad actual.
Repitieron lo que han criticado todos los días: Volvieron a convertir al Congreso, pero ahora en el período de “los progresistas de la cuarta transformación”, en una “oficialía de partes”.
Pudimos comprobar así, lo que ya venía descubriéndose y que las teóricas han venido desarrollando “que las seculares obstrucciones masculinas, los dobles juicios, la misoginia, las tácticas de exclusión, siguen vigentes…en los reductos de la más acendrada progresía” (Valcárcel Amelia, 2019)
La memoria histórica reflejará estos hechos, justo así quedaron escritos los avatares que tuvieron que enfrentar las mujeres en la lucha por el reconocimiento de nuestros derechos políticos y de ciudadanía durante el período de las sufragistas, todo sin duda continuará enriqueciendo el estudio del feminismo contemporáneo.
Sigo convencida de que este cambio de régimen que hoy se postula desde el gobierno federal, pasa por hacer a un lado las simulaciones, para evitar eso de que “entre más moral predican menos moral tienen”.
Las mujeres difícilmente nos cansamos, decidimos defender los derechos humanos de las mujeres y sus derechos sexuales y reproductivos desde una perspectiva ética y feminista y continuaremos haciéndolo.
Entre tanto, como en ocasiones anteriores confirmo lo escrito por muchas y muchos, vivimos tiempos obtusos.