Durante la última semana, la lucha por posicionarse rumbo al 2021 se agudizó y se calentó.

Esto es apenas el inicio de lo que veremos en el 2020, año en que se darán las definiciones, para subir o bajar a los múltiples suspirantes, y de paso, para exhibir a los posibles adversarios.

La solicitud que hizo Gabriel Biestro exhortando a la Fiscalía Anticorrupción para investigar a personajes ligados al extinto morenovallismo tiene blancos específicos.

En Morena están conscientes del desgaste electoral que tendrá su partido debido al pésimo papel de sus presidentes y presidentas municipales, y claro está, también de sus propios diputados.

De ahí que Morena esté obligado electoralmente a acrecentar los negativos del morenovallismo, para evitar el renacer del panismo en Puebla.

Y si bien es cierto que dentro de las figuras panistas que buscarán candidaturas en el 2021 hay muchos que nada tuvieron que ver con Rafael, la realidad es que pegarle a todo lo que huela a Moreno Valle será la principal estrategia de los morenistas para evitar la recomposición blanquiazul.

De ahí que existan personajes que serán el blanco principal de las pesquisas, considerando que fueron clave en el manejo de los recursos morenovallistas. Sin la firma de ellos y sin la aprobación del ex gobernador, no salía un solo peso de las arcas estatales. Encontrar los nombres es muy sencillo.

De entrada hay que precisar que en el arranque del gobierno de Rafael, había dos secretarías que eran las que se encargaban de licitar todos contratos de obra, las adquisiciones y posteriormente de liberar los recursos. Ahí se armaba financieramente todo.

Sobra decir y recordar la discrecionalidad con la que se repartía la chuleta. Me refiero a las poderosas secretarías de Finanzas y la de Administración. La primera encabezada por Roberto Moya Clemente, quien estuvo casi seis años al frente y la segunda por Cabalán Macari Álvaro.

El primero de los personajes goza de fuero constitucional, al ser senador de la República, y el segundo, que prefirió el anonimato, aunque sigue usufructuando su herencia morenovallista, al contar con el monopolio de la verificación vehicular en el estado.

Un tema que deberá quitarles el sueño es el hecho de que con la Ley de Disciplina Financiera se abrirán los fideicomisos y al estar vigentes los contratos, la responsabilidad de quienes los firmaron, principalmente en los tres primeros años, seguirán vigentes, sin haber prescrito.

Aún y cuando se manejaron muchos nombres en el Congreso, la lista de morenovallistas se irá depurando para el próximo año, y aunque algunos como Jorge Aguilar ya se aplicaron para presentar los resultados de las auditorías que se le practicaron a nivel federal, hay otros como los dos señalados e incluso Pablo Rodríguez, que posiblemente no corran con la misma suerte.

A ellos se les podrían sumar los hermanos Trauwitz, quienes crearon un emporio financiero desde el OPD denominado Parques y Convenciones, y dejaron sendas huellas de sus operaciones.

A esos nombres también habría que agregar los de Eukid Castañón y Eduardo Tovilla y sin darle muchas vueltas, podemos concluir que ahí está la ruta del dinero.

Ni más, ni menos.